Sweet home, eL germen deL éxito
Resident Evil nació, en origen, como un remake 3D de Sweet Home, una aventura de terror dirigida por Tokuro Fujiwara. En ella, cinco personas se aventuraban en una mansión abandonada para rodar un documental... y, nada más entrar, la puerta se bloqueaba tras ellos. La mansión estaba embrujada por un fantasma y a nosotros nos tocaba encontrar la forma de escapar. Sweet Home fue un juego con ideas muy interesantes, como que cada personaje contara con una habilidad única, la muerte permanente de los protagonistas, la existencia de cinco finales o una ambientación tétrica en la que la mansión era una pieza clave. La influencia es tal que incluso las animaciones de las puertas de Resident Evil remiten a Sweet Home. Si cuando decimos que la sombra de Fujiwara es muy alargada...
El enemigo final del primer juego era un letal experimento biológico, con unas enormes garras y una velocidad que nos ponía en serios apuros. Fue liberado por Albert Wesker para ver su capacidad contra los S.T.A.R.S.
Otro ejemplo de lo que hace el Virus T. Esta serpiente fue inoculada con el virus y creció en tamaño y rapidez. Se escapó del laboratorio y protagonizó uno de los momentos más memorables de RE.
Apareció en RE Remake y protagonizó una de las historias más tristes de la saga. Era la hija del constructor de la Mansión Spencer y fue raptada al inaugurarse la mansión. Fue víctima de todo tipo de experimentos.
Uno de los científicos de Umbrella se inyectó el Virus G tras ser acribillado, y se acabó transformando en otra peligrosa mutación que muchos recordamos por el enorme ojo en uno de sus hombros. ¿Qué decir del arma biológica que dio título a RE3 y nos perseguía sin descanso, atravesando incluso paredes? Pues que gustó tanto que sirvió de base para otro enemigo, el T-103, que vimos en el remake de RE2.
Puede que pienses que esta criatura de tamaño descomunal parece haberse escapado de El Señor de los Anillos, porque es clavado al trol de las cavernas. Gustó tanto en RE4 que en RE5 vimos también a un pariente suyo...