FIRBAS FARMHOUSE
Los animales y el huerto son los reyes en esta alegre granja familiar del noreste, el secreto mejor guardado de Eslovenia.
Amanece en Firbas y el olor del café de puchero invade las estancias, decoradas con muebles artesanos fabricados con madera de la zona. Es la hora del desayuno, a base de productos locales y caseros: pan, mermeladas, manteca de cerdo, yogur, queso fresco, prekmurska gibanica (un pastel de capas parecido al milhojas), embutidos, paté... Sólo por estas delicias matutinas vale la pena visitar este rústico establecimiento en la parte noreste de Eslovenia, menos turística, pero ahora revita- lizada por los jóvenes granjeros de la zona que se están asociando para poner en relieve sus muchos méritos y la importancia de preservar estas tradiciones. De paisajes menos escarpados, que no menos verdes y frondosos, los parajes de esta región son ideales para familias con niños pequeños, deseosos de sumergirse en las tareas campestres y el cuidado de las gallinas y los cerdos. Esta granja con capacidad para 30 personas situada cerca del pueblo de Cogetinci, es regentada por una simpática familia: Marjana cocina; Alojz, su esposo, se ocupa del vino y las peras Williams (de las que extraen un delicioso licor sin alcohol que abastece al restaurante de la reputada chef Ana Ros, Hisa Franko, y también el de Bled Castle, con Luka Jezersek al frente); y los hijos, Dejan y Bojan, cuidan la casa y aseguran la diversión de los huéspedes, ya sea organizando rutas de ciclismo y senderismo, partidos de fútbol, paseos a caballo o sesiones de tiro con arco.
En septiembre, puedes participar en la vendimia y, si te cansas de caminar entre viñedos, regresar a la granja en tractor o en el sidecar de la familia, al estilo de entreguerras. Ojo: el vino blanco con agua que se bebe mientras tanto en tazas de hojalata es sólo para buenos bebedores. Como recompensa, lonchas de tünka (cerdo conservado en zaseka, su propia manteca), sopa agria, albóndigas, salchichas de cerdo y conejo guisado, todo regado con vinos locales (pinot blanc, riesling, muscat...). Eso sí, aquí hay que acostarse pronto y las opciones son modestas pero muy, muy acogedoras: ocho sencillas habitaciones, dos ‘suites’ en apartamentos, un par de tiendas de madera junto a los huertos (sin baño, hay que utilizar el de la casa) o... el pajar.