Peter Luger
Templo de la carne al lado del puente de Williamsburg. Pregunta por las calles de Nueva York cuál es el restaurante que no se te puede escapar de la lista de sitios de obligada visita y este te lo repetirán más que el ajo. Ojo y cuidado con la carnes que gobierna el menú: ostenta el título cárnico máximo otorgado por los Estados Unidos, conocido como USDA Prime, la cual constituye un 2% de la carne que se encuentra en el mercado. Aquí se sirve chisporroteante en un plato hirviendo, bañada en sus propios jugos y mantequilla, y acompañada de una salsa hecha con la receta de la casa. Tan famosa que ya se vende online. Un hueso en forma de T la atraviesa, separando por un lado el corte conocido como New York strip y, por el otro, el filet mignon. Fundamental también pedir las suculentas espinacas con crema, las patatas fritas –no podrás comer sólo una– y un bacon acompañado de un “ay dios mío” que saldrá de tu boca. Son tres las generaciones que mantienen viva la tradición, atrayendo a turistas que se codean en su barra. Su maître no sonríe mucho, pero lo hará cuando vea que vuelves, porque ese será el momento en el que serás considerado parte de la familia. Y esta familia nunca olvida (peterlugers.com).