Todo por un divertimento
Cortázar escribió Divertimento en el verano de 1949 –quiero imaginar que espantando mosquitos faulkerianos– con un verbo audaz y temerario que catorce años más tarde retorcería los párrafos de Rayuela. La trama camina por un mapa surreal de Buenos Aires entre burlonas ínfulas de folletín detectivesco y con parada, trago y fonda en el Vive Como Puedas, epicentro (imaginado) de reunión de la bohemia porteña. Y sí, Divertimento ha vuelto a darme la razón: no hay nada como callejear por ciudades (re)inventadas –las invisibles de Calvino darían para otro café– cuando buscas embriagarte de emociones ante un nuevo viaje. Flaco favor hago a estas páginas, flaquísimo al reportaje de la capital argentina que yo mismo firmo aquí junto al fotógrafo Álvaro Laiz, al decirte que no leas guías de Buenos Aires, que mejor leas a Cortázar. Obvio: siempre es mejor leer a Cortázar. O a Borges, o a Fogwill, o a Walsh, o a Ocampo, o a Pron. Siempre es mejor que los genios nos lleven de su mano a callejeros quizá no tan precisos como los de Google Maps, pero brillantes en su ir y venir de rotondas mentales.
Pienso también en Isla Reunión, el destino que ilustra nuestra portada, con las marcianas y bellísimas fotos de Nuria Val y Coke Bartrina, y me vienen al teclado Les lèvres cleuses de León Dierx, príncipe de los poetas tras la muerte de Mallarmé aunque pocos hoy se acuerden de venerarlo. O, por tirar de mediáticos, qué tal Michel Houellebecq, nacido en Reunión y tan marciano como ella, tan de otro mundo pero en este. El viaje a Seúl de mi compañera Clara Laguna y el fotógrafo Gregori Civera tras los pasos de Kim Tae-Ri tiene otra miga literaria, ya que ella es la protagonista de La doncella, de Park Chan-Wook, jaleadísima adaptación de la novela de Sarah Waters. Es Clara también quien, además de mostrar la Eslovenia más bucólica con imágenes de Nani Gutiérrez, nos trajo como tarea leer a Slavoj Žižek, locuaz filósofo con una retranca de las que ponen mundos patas arriba, y al meloso poeta France Prešeren. Compensamos por eso el extra de azúcar con los
Limones amargos de Lawrence Durrell, la excusa literaria del escritor Gervasio Posadas para contarnos un viaje por las gastadas carreteras de la República Turca del Norte de Chipre. Y, por citar uno más, David Revelles y Félix Lorenzo retratan Cornualles, donde las referencias casi sobran: de las leyendas del rey Arturo al portentoso William Golding o de la hitchcockiana Daphne Du Maurier a, por qué no, Rosamunde Pilcher, tan rosada ella y tan superventas. Llegados a este punto el name
dropping es ya colosal, pero prometo que sólo pretendía algo de ‘divertimento’ y, por encima de todo, compartir contigo esa manera de viajar que, inspirada por la ficción, convertimos en otro capítulo del relato de nuestras vidas. Así nos gusta hacer la revista.
David Moralejo, director. @dmoralejo