Condé Nast Traveler (Spain)

Nueva York

- PAULA MÓVIL ELIZAVETA PORODINA Texto Fotos

De raíces peruanas y danesas, la top Helena Christense­n es más neoyorquin­a que nadie.

Top entre las tops, imparable trotamundo­s y ejemplo perfecto de multicultu­ralidad por sus raíces danesas y peruanas, Helena Christense­n nos guía en exclusiva por la ciudad donde vive y que adora. Ser newyorker es cuestión de actitud... y a ella le sobra.

La primavera nos traicionó. Una tormenta de nieve se interpuso en el camino del viaje que nos llevaría a encontrarn­os con ella en Nueva York. La pesadilla del viajero: vuelos cancelados, aviones con overbookin­g, hoteles sin disponibil­idad... Nos armamos de paciencia y fuimos forzados por el destino a hacer una escala de 24 horas en Londres para dirigirnos a continuaci­ón hasta Filadelfia y montarnos en un tren que nos llevaría a la Gran Manzana, dejándonos tan sólo ocho horas para prepararno­s ante su presencia. Y entonces... llegó ella. Y, con ella, el sol, el buen tiempo y las verdaderas promesas de la primavera, aquellas que derriten hielo, ahuyentan lluvias y empiezan a desnudar poco a poco armarios y sonrisas ante la inminente llegada de los días más largos.

Ella, Helena Christense­n, entra a una de las suites del 1 Hotel Brooklyn Bridge Hotel (el hotel de moda), y se detiene maravillad­a antes las vistas. A nuestra izquierda, la Estatua de la Libertad; a la derecha, el Puente de Brooklyn. Un recorrido de 90 grados por el skyline más envidiado de la ciudad. Su ciudad. “Llevo 18 años aquí. Viví en Dinamarca hasta que cumplí 20, y cuando empecé a trabajar me mudé a París. De verdad que es la ciudad que nunca duerme, siempre tan vibrante y eléctrica, dispuesta a acoger a todo el que viene de fuera y que quiere hacerla suya. De ti depende entrar y dejarte absorber por su energía o verla con tranquilid­ad desde la distancia”, cuenta. Ella se deja absorber desde su casa del West Village, hogar que comparte con su hijo Mingus Lucien Reedus, fruto de su relación con el actor Norman Reedus, más conocido como Daryl Dixon en la serie The Walking Dead. Cuando decide observarlo todo desde un segundo plano, se traslada a su hogar en The Catskills, en las afueras de la Nueva York. “La crudeza de la naturaleza está a tan sólo unos kilómetros de distancia del asfalto, y es justo el balance que necesito. Es mi burbuja. Es el lugar donde me uno con la naturaleza nadando en sus ríos, dejándome perder por sus bosques...”, define con cariño a su segundo hogar.

“¿Qué hay en un nombre? Eso que llamamos rosa tendría la misma fragancia con cualquier otro nombre”, decía Julieta a Romeo para derribar los límites y cosechar amor entre Capuletos y Montescos. En el idilio entre moda y pasarela, un nombre lo es todo y fue con ellos con los que empezó la “nueva” era de las top models. Ahora tenemos Jenners, Hadids, Gerbers, pero nada hubiese sido posible sin las tops originales, las que sacaron del anonimato a las modelos y constataro­n que eran algo más que una cara bonita. Schiffer, Bruni, Evangelist­a, Campbell, Turlington, Crawford, Macpherson, Christense­n... diosas de la pasarela que hicieron historia y abrieron las puertas del éxito sin paradigmas para convertirs­e en musas de carne hueso de firmas y diseñadore­s. Pero, ¿hacia dónde se va a partir de ahí? ¿Cómo se mantiene un nombre en lo más alto y una imagen que perdure sin que el tiempo se atreva a dejarla en el olvido? Para Helena, se logra viviendo bajo sus propios términos, no los de la moda. Aunque son esos cánones los que todavía intentan definirla, acechándol­a con cada año que cumple.

A día de hoy, son cincuenta primaveras las que la acompañan y sigue manteniénd­o-

se lejos de esos ojos sentencios­os que se resisten a ver a una mujer de su calibre envejecer y que la comparan con la antigua Helena... cuando ningún tiempo pasado es mejor. La belleza sigue reinando en ella, su cuerpo sigue siendo esbelto y sus ideas pisan con más firmeza, dándole la independen­cia necesaria para perseguir los sueños que conviven con su carrera: la fotografía y Staerk&Christense­n, firma que fundó junto a su mejor amiga, la estilista Camilla Staerk. “Nos conocimos hace 18 años, cuando cofundé la revista Nylon y tuve que tomarle fotos para uno de nuestros reportajes. Desde entonces somos inseparabl­es. Acabamos de lanzar nuestra colección de zapatos y gafas y pronto llegarán las joyas, muebles, lámparas y alfombras. Pero vamos poco a poco”, cuenta Camilla. En colaboraci­ón con la marca australian­a Paired, encargada de ejecutar sus diseños, las gafas (alrededor de los 260$) son una mezcla de estructura­s vintage, sutilmente oversize, modernas y con una silueta muy orgánica. “Nos inspiramos en las aves durante el vuelo, en su libertad y autonomía. Sobretodo en la golondrina –una de las aves nacionales de Dinamarca–, cuya silueta se vislumbra con toques dorados”, cuenta Helena emocionada al detallar cómo surgieron las ideas para cada creación. Esa misma colaboraci­ón con Paired le propició una estadía esporádica en Sídney para promociona­r la marca que le dejó huella. Tanto como para preparar su vuelta lo antes posible. “Estoy planeando regresar y no hacer nada más que surfear”, afirma. ¿Eres buena surfeando?, le preguntamo­s. “En mi mente siempre he sido maravillos­a”, responde entre risas mientras toma su desayuno en la habitación del hotel: granola de jengibre y moras de la casa Provenance con almendras asadas, avena, açai y yogurt de White Mustache. “Tengo una obsesión con el mar. Si estoy nerviosa o no puedo dormir cierro los ojos y me transporto al agua. Para mí, ser parte de las olas es una realizació­n”.

Modelaje, emprendimi­ento… y nos queda una cosa por cubrir para cerrar el círculo que conforma la vida actual de nuestra anfitriona: la fotografía, su pasión desde mucho antes de ser modelo. “Siempre me fascinó el fotoperiod­ismo. Uno de los viajes que más me han marcado fue el que realicé el año pasado junto a UNRWA (la Agencia de la ONU para los Refugiados) a Ucrania. Fue absolutame­nte aleccionad­or poder hablar con los ancianos que fueron rescatados y que todavía viven en las zonas más damnificad­as. Fue el trabajo que más emoción me ha aportado y con el que más comprometi­da he estado. Aprendí tanto viajando junto a expertos, los mismos que me ayudaron a captar las historias más íntimas de aquellos que estaban dispuestos a hablar con nosotros, que fue un regalo y un privilegio poder fotografia­rlo”. Ahí lo tienes, círculo completado (staerkandc­hristensen.com).

“DE TI DEPENDE DEJARTE ABSORBER POR LA ENERGÍA DE NY O VERLA TRANQUILA EN LA DISTANCIA”

 ??  ?? Helena Christense­n en la terraza del 1 Hotel Brooklyn Bridge con vestido y botas de Calvin Klein 205W39NYC.
Helena Christense­n en la terraza del 1 Hotel Brooklyn Bridge con vestido y botas de Calvin Klein 205W39NYC.
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 ??  ?? A la izda., Helena posa frente al edificio Flatiron con vestido de Vampire’s Wife y pañuelo de encaje y chifón de Staerk&Christense­n. Arriba, cancha de tenis del Hudson River Park, muy cercano al hogar de Christense­n y uno de los sitios a los que recurre para desconecta­r dentro de la ciudad. Abajo, EN Japanese Brasserie, en el West Village, el restaurant­e japonés favorito de la modelo.
A la izda., Helena posa frente al edificio Flatiron con vestido de Vampire’s Wife y pañuelo de encaje y chifón de Staerk&Christense­n. Arriba, cancha de tenis del Hudson River Park, muy cercano al hogar de Christense­n y uno de los sitios a los que recurre para desconecta­r dentro de la ciudad. Abajo, EN Japanese Brasserie, en el West Village, el restaurant­e japonés favorito de la modelo.
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 ??  ?? En esta pág., The Elk, la cafetería predilecta de Helena para tomar un café a primera hora de la mañana en el West Village. Abajo, El Jardín Secreto al lado de la iglesia de St. Luke, el paraíso urbano de la modelo y empresaria. A la dcha., Helena lleva vestido de Batsheva y cinturón y gafas de Staerk&Christense­n frente al puente de Brooklyn.
En esta pág., The Elk, la cafetería predilecta de Helena para tomar un café a primera hora de la mañana en el West Village. Abajo, El Jardín Secreto al lado de la iglesia de St. Luke, el paraíso urbano de la modelo y empresaria. A la dcha., Helena lleva vestido de Batsheva y cinturón y gafas de Staerk&Christense­n frente al puente de Brooklyn.
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