La Ruta 66, naturaleza salvaje y post-turismo kitsch.

La Ruta 66 atraviesa un enorme vacío lleno de ásperos paisajes, asombrosos cañones, montañas míticas e instantes de otra dimensión. Estas imágenes de Anne Roig y sus relatos forman parte de las experiencias de Eldorado, el proyecto de historias de post-tu

Los moteles son un alojamiento auténtico (y económico), parte de la aventura en la Ruta 66. El letrero de Hollywood, tótem cinéfilo, nos saluda desde el monte Lee, en Los Ágeles. Viajar por la Costa Oeste en autocaravana, una de las mejores formas de fundirse con el paisaje. Parada y fonda: también hay lugares mágicos en cada área de servicio que salpica el vasto y gigantesco terreno que atraviesa la carretera. Llegada a la tentación por excelencia en mitad del desierto: Las Vegas. “Nunca imaginé que un simple paisaje pudiera ser tan conmovedor”. Paisano con sombrero de cowboy. Logo de la Ruta 66 a su paso por Texas. Las luces de neón son todo un símbolo de la ruta, y tienen hasta un festival dedicado a ellas en Arcadia, Oklahoma. Fast food en un diner. Espectáculos, juego y tragaperras. Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. Muchos de los moteles cuentan con piscina. No hay que salirse de la ‘Madre Carretera’. Jurar amor eterno ante el silencioso y majestuoso Monument Valley. Cultura motera.