¡Extra, extra!
Jugosa exclusiva en el baño de tu hotel: irreverencia neoyorquina y tradición perfumista francesa pillados in fraganti...
Cuando Le Labo afirma en su manifiesto que es más humano testar sus productos en neoyorquinos que en animales, no están siendo malos, ¡es que les han dibujado así! La Gran Manzana les ha convertido en lo que son: una dosis de Wabi-sabi (la belleza de la imperfección), algunas líneas de Thoreau y una pasión desmedida por las rosas de la localidad francesa de Grasse. Nacida en 2006 y perteneciente al grupo Estée Lauder, esta irreverente firma de perfumes hechos a mano y aromas para el hogar se jacta de utilizar sólo productos de alta calidad (y de cobrar a las celebrities el precio completo por sus codiciados productos). Que existen demasiados frascos de perfume y no suficientes fragancias con alma es una de sus fervientes creencias, a la que nos sumamos tras deleitarnos con su línea de amenities Hinoki, inspirada en la calidez hipnótica de los bosques que circundan los templos budistas del Monte Koya en Japón. Una ducha aderezada con aceite de sésamo, tonificantes hojas de romero y aceite de girasol nos predispone a un misticismo envuelto en un packaging mundano y apetecible. Después, un masaje con la crema, que deja la piel reparada y nutrida (por su contenido en aguacate y manteca de karité), hidratada (aceite de coco) y libre de parabenos, ftalatos y colorantes. Ganas nos dan de recorrer esta larga lista de hoteles para encontrárnoslas una y otra vez: Hôtel Americano y The Bowery (Nueva York), Le Pigalle y Les Bains (París), Pulitzer (Ámsterdam), Tuve (HongKong), The Barcelona Edition... (lelabofragrances.com).