Houston, tenemos un problema
Y es que después de pasar unos días en el Shipwreck Lodge, ya todo lo demás nos resulta demasiado de este mundo.
Al atardecer parece Marte. De día, la Luna. Y en la noche estrellada, un meteorito surcando el espacio exterior. Por si esto no fuera suficiente, en este paisaje extraterreste, una decena de cabañas con forma de barco varado emerge de las dunas. Como si Mad Max se encontrara con el barco de Chanquete por el camino. Diseñado por la multipremiada arquitecta namibia, Nina Maritz, quien se inspiró en el naufragio del carguero MV Dunedin Star en 1942, el nuevo Shipwreck Lodge es el único alojamiento dentro del Parque Nacional de Costa Esqueletos. Está empeñado en demostrarnos que en el rincón más solitario del segundo país menos poblado del mundo, entre miles de pecios y esqueletos de ballena, hay vida además de la nuestra. Focas, hienas, chacales, avestruces... incluso leones y elefantes que se acercan hasta la playa, a sólo un kilómetro del lodge. El Atlántico se divisa desde los ventanales de las cabañas, siempre acogedoras gracias a unas estufas de madera. En el interior todo es estéticamente rústico y energéticamente sostenible. Shipwreck Lodge forma parte del porfolio de Natural Selection, compañía que propone combinar la estancia con unos días en el cercano pero remotísimo Hoanib Valley Camp (shipwrecklodge.com.na; desde 784€ por persona y día, comidas y actividades incluidas).