Esculturas de otro mundo
El artista Tomás Saraceno utiliza tecnología aeroespacial para reflexionar: el aire es de todos.
Cuarenta paraguas reflectantes colgaban en la última edición de Art Basel creando un gran reloj de sol en la costa de Miami Beach. Esta espectacular constelación geométrica, bautizada como Albedo y pensada para interactuar con el público, fue concebida por Tomás Saraceno en colaboración con Audemars Piguet. La manufactura relojera, que apoya esta feria desde 2013, apadrinó esta iniciativa con la que se persigue proteger el equilibrio termodinámico de la Tierra: la estructura aprovecha la energía solar para hacer levitar la emblemática escultura aerosolar flotante de la Fundación Aeroceno, el Aerocene Explorer. Esta fundación –compuesta por artistas, geógrafos, filósofos, pensadores, científicos especulativos, exploradores, aeronautas, tecnólogos y soñadores de toda índole– fue creada por el artista para promover la reflexión sobre modos de vida alternativos y la relación ética con el medioambiente, y organiza “viajes aeroesolares”, un proyecto nacido en 2007 que transforma bolsas de plástico usadas en esculturas voladoras que funcionan con energía solar, librando a la atmósfera de combustibles fósiles.
Saraceno es un creador argentino afincado en Berlín, cuya instalación Galaxies Forming along Filaments, like Droplets along the Strands of a Spider’s Web (2009) se llevó el premio Calder en la 53ª Bienal de Venecia. Basa sus investigaciones en el arte, la arquitectura, las ciencias naturales, la astrofísica y la ingeniería y fue pionero en reconstruir e imaginar hábitats espaciales de telas de araña. Su muestra On Air, enfocada en el mediambiente y el cosmos, se puede visitar en el Palais de Tokio de París hasta el 6 de enero, e incluye un prototipo de Albedo.