INTERIORISMO
Se llama Experimental Chalet, lo firma Fabrizio Casiraghi y a Wes Anderson le haría feliz.
Descubrimos una fantasía digna de Wes Anderson.
Una cabañita en lo alto de la montaña con cortinas de cuadros rojos y blancos, relojes de pared que dan la hora con un pájaro de madera sorprendiendo a menos cuarto, la taxidermia como máxima decorativa... Sí, estamos en los Alpes suizos, aunque vistos a través de esa tópica imagen de antaño mientras empieza, menos mal, a enfundarse nuevas galas para modernizar la postal colectiva de este paraíso del esquí. El ejemplo más reciente se ha logrado en la estación de Verbier con la apertura del hotel Experimental Chalet, una reinterpretación de los códigos de los alojamientos alpinos bajo la mirada del arquitecto y diseñador Fabrizio Casiraghi, además de un acogedor enclave que se ilumina con los cánones de la Belle Époque y los recuerdos de la infancia de Casiraghi, cuando él y su familia se hospedaban en un hotel en los Dolomitas. Tan fotogénico chalet es propiedad de Experimental Group, la cadena responsable de éxitos como el hotel Henrietta de Londres o el extraordinario –y aclamado– Experimental Cocktail Club, o lo que es lo mismo, culpable de una genialidad decorativa que siempre resulta en auténtica carne de Instagram.
“Para mí, un hotel en un paraíso de nieve debe ser elegante y actual, sin dejarse oprimir por paredes de madera o alfombras de pelo de oso por todas partes”, comenta Casiraghi acerca de la línea a seguir para lograr la autenticidad de un lugar que no cesa de acaparar titulares y feeds. “Obviamente, la esencia de la tradición suiza la alcanzamos con objetos concretos –como el candelabro de cuernos escogido por él mismo– o textiles como las cortinas de terciopelo y las alfombras con estampado Edelweiss. Estamos en las montañas, por lo que tenemos que glorificar el paisaje y las vistas con un sentimiento de elegancia”. Obsesionado con el color y la luz, Casiraghi se volcó en llevar la belleza del exterior a cada una de las 39 habitaciones y suites del hotel: “Toda la paleta de color que escogí crea un vínculo entre el interior y el exterior pero sin imponerse a él: el suave césped verde, la blanca nieve, las piedras grises... Mi propósito fue obtener un balance de color muy preciso con una iluminación entrañable, casi ámbar –gracias a las lámparas originales de Adolf Loos–, como si todo estuviese alumbrado por velas”, matiza (experimentalchalet.com).