LA POSTAL
Bueyes almizcleros en Noruega.
Dentro de unas cuantas páginas hablaremos bastante de renos, de manadas de ellos en la Laponia finlandesa, y de sus dueños, los pastores sami. Sin embargo, los últimos renos salvajes de Europa aún campan a sus anchas algo más al sur, en el Parque Nacional de Dovrefjell-Sunndalsfjella, en Noruega. El parque y la sobrecogedora cordillera de Dovre, tierra de leyendas, de mitos nacionales y de energías místicas, es también el hogar de zorros árticos, de águilas reales y de una saludable población de bueyes almizcleros –efectivamente, los animales lanudos de la imagen no son renos–, reintroducidos con éxito en épocas recientes. Para observarlos a todos ellos sin molestarlos, los arquitectos del estudio Snøhetta –suyas son la reforma de Times Square o la controvertida Ópera de Oslo– construyeron hace ocho años el ultramoderno Tverrfjellhytta o Pabellón del Reno Salvaje, uno de los dos centros de operaciones para los programas educativos de la Fundación Wild Reindeer. Con su frontal de cristal y un interior de vigas de pino con formas sinuosas que recrean la erosión del viento y del agua, dentro de sus 90 m2 uno se siente como en el exterior, mirando de frente a la cumbre del Snøhetta (2.286 m), la montaña más alta de la región –y a la que debe su nombre el estudio de arquitectura–, pero protegido y calentito gracias a una chimenea colgante. Hasta este espacio de contemplación y comprensión se llega a través de un sendero de kilómetro y medio