EL SOUVENIR
En estas páginas te hemos llevado a Tel Aviv a golpe de arquitectura Bauhaus y claro, ahora no puedes resistirte y necesitas más. Más diseño, más siglo XX y más razones para hacer la maleta y salir corriendo. Vale que en Tel Aviv no encontrarás este souvenir, no como tal, pero sí te enamorarás a través de su Ciudad Blanca de la escuela de arquitectura y arte que Walter Gropius fundó en Weimar en 1919 y que el partido nazi clau- suró catorce años después, lo que obligó a muchos de sus integrantes a trasladarse a Estados Unidos. Aquello es Historia y lo de esta cuna también, principalmente porque se trata de una de las piezas más emblemáticas de la Bauhaus, ya que representa sus principios de simplicidad formal, de función antes que forma, de innovación y de ruptura con todo lo anterior. Un cuadrado, un círculo y un triángulo bastaron a Peter Keler para, en 1922, crear esta (funcional, lo creas o no) obra de arte por encargo de Vasili Kandinski –nada menos– y cuyo paralelismo con la pintura del artista es más que eviden- te. Realizada en madera, laca coloreada y cuerdas, comenzó a producirse bajo pedido en la empresa alemana Tecta a partir del diseño de Keler y hoy sigue fabricándose con el sello Original Bauhaus Modell, que la certifica como una reproducción aprobada por el Archivo Bauhaus de Berlín. Y si alguien te pregunta para qué quieres una cuna... explícale que se trata de un souvenir (tecta.de).