Queso de cabra y mermelada casera en las montañas.
Compartir las cosas buenas de la vida es el objetivo en este hotelito suizo de montaña. Y todo empieza con el desayuno.
Cuando el olor a pan recién horneado se cuela en tus sueños, resulta difícil continuar durmiendo como si nada. Poco a poco, cada uno a su ritmo, los huéspedes de las cuatro habitaciones de Brücke 49 van desfilando por el llamado Breakfast Club –a los que se alojan en los tres apartamentos de la casa anexa se les lleva el desayuno hasta la puerta– y tomando asiento en la gran mesa comunal. Allí, sobre una vajilla de porcelana danesa, encuentran mermeladas caseras, embutidos y quesos de cabra alpina, frutos rojos recogidos del bosque y yogurt natural hecho especialmente para el hotel en la lechería vecina. Todo orgánico, todo local y, literalmente, sin intermediarios. “Los apicultores de Pius Walker entran a nuestra cocina a entregar la miel prácticamente con las abejas todavía zumbando a su alrededor, y los huevos son de las gallinas de Kaspar Berni, una granja a 1.700 metros de altitud”, nos cuenta orgulloso Thomas Schacht, propietario junto a su esposa Ruth Kramer –la responsable de la receta del delicioso Bircher Müesli y de la granola– de esta estilosísima pensión de ambiente nórdico. Situada junto al río Valser Rhein, en la “orilla soleada” de Vals, y a escasos metros de la coqueta plaza del pueblo, Brücke 49 es el resultado de la restauración de tres casas históricas, el campamento base ideal para descubrir el valle y sus artesanos, esquiar la vertiginosa pista de la pequeña estación, descansar y, por supuesto, comer rico y hacer nuevos amigos. Empezando por el desayuno (brucke49.ch / whitelinehotels.com).