UN EDÉN A VISTA DE PÁJARO
HA LLEGADO EL MOMENTO DE ADENTRARSE EN EL ARCHIPIÉLAGO CANARIO ROZANDO EL CIELO. ATRÉVETE A FUNDIRTE EN SUS PAISAJES VOLANDO EN PARAPENTE. ¿SALTAMOS?
El suave clima, la espectacular y salvaje orografía que parece sacada de otro planeta, la inmensidad del mar, el aire puro, la belleza de sus atardeceres eternos... Son muchos los privilegios que hacen de las Islas Canarias un paraje de ensueño para practicar parapente. Antes de lanzarnos a peinar las nubes, hagamos una parada en cada isla para conocer algunos de los vuelos más impresionantes, que nos descubrirán los tesoros de su geografía. En Lanzarote podremos despegar desde el mismo comienzo de la playa de Órzola. La brisa del mar nos elevará hasta los 850 metros. Disfrutaremos de un vuelo tranquilo con una brisa constante, a lo largo de un imponente acantilado que se pierde en el mar. En Fuerteventura nos emocionaremos contemplando los acantilados de El Cotillo, despegando sobre la playa del Águila. Un auténtico deleite a 40 metros de altura, con un atardecer que enciende el mar. El frondoso paisaje verde de Gran Canaria nos espera para observarlo como si fuéramos un pinzón azul, una de las aves características de la zona. Desde el barrio de Los Giles, podremos divisar unas vistas inolvidables de la capital. Volemos hasta Tenerife. En el mirador de Izaña, dentro del Parque Nacional del Teide, nos espera el despegue de más altitud de España, de 2.200 metros. Es perfecto para realizarlo en biplaza. Con nuestro acompañante, experimentaremos momentos de puro éxtasis al presenciar desde perspectivas únicas el tercer volcán más grande del mundo, que corona la isla. La Gomera se transformará para nosotros en Marte si nos lanzamos al vacío desde la montaña El Cepo, a 650 metros. La tierra de intenso color rojo, las lavas en forma de caparazón de tortuga y el Teide dominando el horizonte nos transportarán más allá del tiempo y del espacio. En la playa de Las Cabras, en La Palma, encontramos un entorno volcánico sin obstáculos. Nos permitirá despegar y aterrizar desde cualquier punto y volar a ras de suelo, jugando como si tuviéramos alas de papel. En Sabinosa, en El Hierro (en la foto de arriba), los barrancos se bañan en una luz mágica y desafían al mar. La localidad ofrece unas condiciones de vuelo idílicas para mantenerse en el aire durante horas, gracias a los vientos alisios. ¡Conquistemos los cielos!