LA INFINITA
El olor a heno y el trino de los pájaros son algunos de los infinitos deleites que nos aguardan en la casona del s. XVII que Lucía y Fernando convirtieron en posada en un pueblo de la montaña cántabra. Los interiores y los cuatro dormitorios están decorados con pinturas de artistas españoles emergentes y fotografías de maestros de la agencia Magnum. Entre las actividades para disfrutar del entorno, visitas a cuevas prehistóricas y talleres de pintura y cerámica y madera (Carmona, lainfinita.com).