Condé Nast Traveler (Spain)

SIN MIRAR CARTA ATRÁS

- Director @dmoralejo David Moralejo

NUNCA UN AÑO se había despedido con las orejas tan gachas y jamás la bienvenida tras las uvas se imaginó más eufórica. Pobre 2021, aterrizas con las expectativ­as disparadas, con la obligación, y no queremos “peros”, de hacernos olvidar meses de pesadilla de un plumazo. No parece tarea fácil y, sin embargo, confío en que ser optimistas nos echará un buen cable. En &RQGp 1DVW 7UD YHOHU llevamos toda la vida siéndolo, más aún en estos meses porque si no qué. Hemos viajado poco, casi nada, pero hemos cruzado hasta el infinito y más allá buscando la manera de movernos, de moverte, de preparar con emoción una vuelta que se antoja más lenta de lo que anhelamos, pero que llegará. Y aquí nos tienes un año más, sin mirar atrás y enfilando carretera, esa que ves en la foto, esa que es cualquier carretera porque el viaje no es el destino. Es la emoción. Por eso confiamos en que hayas comprado esta revista no porque tu plan inmediato sea ir a la Antártida –ojalá–, sino porque la emoción te ha arrastrado al continente más fascinante y misterioso de la Tierra. Diego Martínez, autor de la portada y del reportaje que encontrará­s en estas páginas –y que harán que se te gire la cabeza, literal–, se embarcó en tan gélida aventura justo hace un año y durante tres meses, por lo que a su vuelta se encontró un mundo cambiado, un mundo al revés, más aún que el que acababa de explorar. De allí regresó con fotografía­s, con anécdotas plenas de temblor, con un whisky RQ WKH DQWDUFWLF URFNV como promesa cumplida y, lo más importante, con la emoción ya imborrable. Ir a la Antártida significa mucho, muchísimo: comprobar el vapuleo que está sufriendo el lugar que en 2020 celebró el bicentenar­io de su descubrimi­ento a la vez que batía récords de temperatur­a –casi 21 oC en febrero– nos recuerda que no está el asunto para bromas. Y que estos meses de paréntesis deberían servirnos también para subsanar errores, para ser mejores viajeros desde el optimismo, nunca desde la utopía.

Encontrará­s ejemplos en este número a través de planes más cercanos y tangibles, como el de una Venecia prepandémi­ca pero con su propia pandemia a hombros, la del turismo masivo y atronador que de un día para otro dejó paso a aguas cristalina­s y fotografía­s virales que todos compartimo­s. Es ahora que deseamos volver a Venecia –a Venecia siempre– el momento de plantearno­s cómo hacerlo, cómo lograr que la ciudad más bella del mundo no acabe devorada por nosotros mismos. En Ribeira Sacra leerás que sucede lo contrario: los lugareños cuentan que allí son sostenible­s desde antes del que lo inventó porque a ver, no les ha quedado otra. Ayudarse, arrimar hombro y repensar en lo local no debe ser solo una tendencia FRRO sino una apuesta firme frente a los tentáculos de una globalizac­ión frenética que, si nadie lo remedia –tú, yo–, acabará estampándo­se contra sus propios dictados. La postal salvaje de los fiordos noruegos, la sencillez de una cabaña en un valle segoviano, la pureza de Costa Rica, las residencia­s culturales para nuevos nómadas... todo en estas páginas quiere dibujar tu gran viaje de 2021. Que será donde quieras, donde puedas. Solo haz que sea emocionant­e. Muy feliz año.

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