“NO SOY GRAN COSA...”
Vivimos las primeras jornadas del nuevo año, con tantas incógnitas como incertidumbres. Se entremezclan, todavía a partes desiguales, las voces optimistas y pesimistas. ¿Remitirán las cifras alarmantes del desempleo? ¿ Descubriremos nuevos horizontes? ¿Sabrán, al fin, nuestros dirigentes encontrar los caminos adecuados? Quiero escoger para estos primeros días unas palabras de Jorge Luis Borges, las hermosísimas frases de un escritor que nos trazan hacia dónde dirigir nuestros pasos y qué podemos ofrecer en cada momento: “No puedo darte soluciones a todos los problemas de la vida. No tengo respuestas para tus dudas o temores. Pero puedo escucharte y compartirlas contigo. No puedo cambiar ni tu pasado ni tu futuro, pero cuando pueda estaré a tu lado. No puedo poner fin a tu sufrimiento, pero puedo llorar contigo. No soy gran cosa, pero soy todo lo que puedo ser”. Sí, no sabremos dar soluciones y respuestas decisivas; no podremos influir en la existencia de
“Lo más grande es que podemos extender los brazos y abrir el corazón”
quienes nos lean; no lograremos enjugar lágrimas y hacer que afloren sonrisas. Sólo podremos ser –durante los pocos minutos de la lectura de estas líneas, durante el rato de tertulia amable con los amigos, durante esos fugaces encuentros que todos protagonizamos– compañeros de viaje que podemos compartir las mismas preguntas; que podemos participar en las mismas experiencias de dolor y de alegría; que, al igual que tanta gente, dudamos, esperamos, buscamos y acaso también, en algún momento, nos desesperamos. Es verdad, “no soy gran cosa”, pero trataré de ser “contigo todo lo que puedo ser”. Los medios de comunicación, la sofisticada técnica, los adelantos de la ciencia nos ponen en contacto con mil paisajes y escenarios. Efectivamente, no somos gran cosa. Pero, ciertamente, lo más grande de todo es que podemos extender los brazos y abrir el corazón a tantos buscadores desanimados. * Sacerdote y periodista
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