Córdoba

La defensa da a entender ahora la participac­ión de terceros

El letrado baraja la hipótesis de que “alguien recogiera” a los niños

- MARIANO ROSA CÓRDOBA

Bretón “no es un asesino, no ha matado a sus hijos, pero sí ha podido coadyuvar para que sus hijos no estén con la madre”. José María Sánchez de Puerta, abogado de la defensa, abrió ayer su alegato a la hipótesis de que “alguien los recogiera ( a los niños)” después de que su cliente abandonara pasadas las 17.30 horas del 8 de octubre del 2011 la parcela de Las Quemadas y se dirigiera a la autovía para trasladars­e al parque Cruz Conde. Bretón no utilizó el camino más corto para salir a la vía rápida y las cámaras del polígono que lo sitúan en los contenedor­es “son de mala calidad”.

El letrado siguió el esquema de los hechos justiciabl­es que emitió el magistrado Pedro José Vela y al llegar al punto sobre cómo ideó la muerte de sus hijos subrayó que es “una auténtica suposición indemostra­ble” y que la opinión pública “ha condenado a Bretón desde el principio” y “lo ha logrado satanizar”. A su juicio, “en Derecho Penal hay que probarlo todo” y en este caso “hay apreciacio­nes subjetivas”. Su hipótesis la reforzó con el testimonio de un joven que se encontraba en el parque Cruz Conde y denunció que en el interior de un Ford Focus lleno de peluches había un individuo que se autoestimu­laba y que “desapareci­ó” cuando comenzó la búsqueda de los niños. Sánchez de Puerta preguntó al jefe de la brigada de Policía sobre este coche y recordó que los agentes “tenían conocimien­to y no le dieron importanci­a”, lo que calificó de “descabella­do”.

Insistió en que Bretón “nunca ha cambiado de versión” sobre la desaparici­ón de sus hijos y que “ha mantenido la misma línea desde el principio”. Se ex- tendió en criticar el informe de Vicent Peris, el experto de la Universida­d de Valencia que aseguraba que los niños no iban en el coche cuando llegaron al parque. Este perito “escribe y hace lo que la Policía quiere que oiga” y fue el profesor de la Universida­d de Sevilla Fernando Caballero, llamado por la defensa, “quien puso los puntos sobre las íes” a esta prueba elaborada “por un pianista, que ya no sabía por dónde tirar”. Añadió que “este es uno de los puntos clave por los que Bretón lleva en prisión desde que ocurrieron los hechos”.

También resaltó que la utilizació­n de pastillas para matar a los niños “es totalmente subjetiva” ya que se desconoce si las ingirieron.

HEl anuncio de separación “le coge de sorpresa y tiene que asimilar que se rompe su matrimonio” y cuando regresa al domicilio de El Portil y se lo encuentra vacío se da cuenta que “de golpe y porrazo se queda sin su mujer y sus hijos” en una “ruptura rápida y radical”. Si habló mal de ella “es la reacción de una persona normal que le han hecho una faena, pero no quiere decir que le tenga odio”. También se pregunta que si Ruth teme que les pase algo a los niños “cómo los deja con esa tranquilid­ad”.

Sobre Obdulia Ramos, la abuela materna de los niños, dijo que “jamás he visto más comicidad” en una declaració­n en la que “no echó una l ágrima”. Si oyó decir a Bretón que nunca volvería a ver a sus nietos no entiende por qué “no fue a la Policía”.

Lo mismo debió hacer Juan David López Santana, marido de una prima de Ruth que v i s i t ó tres veces a Bretón en la prisión de Alcolea, quien dijo que el procesado l e confesó que l os niños estaban muertos. “Otra patraña que se inventa este señor”, apuntó Sánchez de Puerta, quien añadió que “no he visto una conducta más anómala”. Las declaracio­nes las puso en tela de juicio “porque son totalmente falsas”.

También cuestionó el informe de posicionam­iento de telefonía elaborado por José Enrique Hellín (antes llamado Emilio). “Un personaje curioso” condenado por asesinato en 1980 a 42 años de prisión y que “se fugó varias veces”.

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