Un alarde artístico y técnico
La idea de conjuntar 17 guitarras eléctricas, sincronizarlas y montar un espectáculo en directo como el que presenciamos el pasado domingo en el Gran Teatro de Córdoba, dentro de la 33ª edición del Festival Internacional de la Guitarra, parece una meta inalcanzable a priori. Pablo Salinas, su director y primera estrella, lo ha conseguido con un histórico plantel de especialistas en las seis cuerdas, heterogéneo y selecto, aunque sin presencia femenina, que portaban joyas de primera, como Les Paul, Telecaster, Strato o Rickembaker, por ejemplo, además de un par de bajos, un chelo y hasta un stick, también eléctricos.
Sinfonity es una propuesta nueva que sorprende por su alarde artístico, pero casi más por el técnico. Sonar en plano cada una, con las modulaciones requeridas por un repertorio clásico, tiene un gran mérito, también desde fuera del escenario. Ordenadores, efectos sin apenas pedales dentro, los llamados arcos electrónicos de color azul (e-Bow) en sus manos para los efectos de cuer- da Todo un laboratorio detrás para no echar en falta la presencia acústica sobrecogedora de una orquesta.
Porque Sinfonity lo es, con una sobria y digna puesta en escena, con decorado e imágenes que ilustraban parte de las composiciones más conocidas de Bach, Rimsky-Korsakov, Vivaldi, o el celebrado Manuel de Falla, ya en los requeridos bises, con imágenes goyescas de fondo y la colaboración especial de Peter Blanchet y su archguitar. Un Gran Teatro de Córdoba casi al completo pudo comprobar el poderío y las posibilidades de la guitarra eléctrica en un laborioso ejercicio de digitación, armonía y técnica de 17 profesores, casi todos procedentes y curtidos en el rock, y ahora inmersos en el ámbito de la música clásica. Como dijo Salinas tras un forzado entreacto por un insignificante contratiempo técnico: “Estamos encantados de venir a la casa de las guitarras y de los guitarristas”. Sinfonity abrió una ventana más hacia una alianza eterna de “hombre” y guitarra rindiendo pleitesía a los clásicos. Un reto considerable que consiguen con una mezcla entre la agradable s orpresa del e s c uchante y muchísima profesión detrás. Todo un festival de guitarras en el de Córdoba.