AMIGA DE FERIA

Los consejos son tan antiguos como las relaciones humanas; unas veces nos sirven y otras no. A veces, también, los consejos se dan para interés propio del que los da y no para beneficio del destinatario ¡ cuidado! Está claro que las indicaciones de aquellas personas que nos quieren como mínimo deben escucharse. Es muy difícil que el consejo de un padre sea equivocado. Igualmente, aunque resulte paradójico, esos consejos que nos otorgan personas con las que casi no tenemos relación y son ajenas a nuestra vida también suelen ser muy válidos pues están exentos de la pasión y parcialidad de las recomendaciones dadas por un padre o un amigo de verdad y por ello analizan la situación en su verdadero contexto y encuentran la solución adecuada. Pero tanto el consejo de un ser querido como el de un ser ajeno son muy respetables incluso aunque el tiempo demuestre que no fueron acertados. Luego tenemos ese espacio intermedio protagonizado por personas que también son intermedias en nuestra vida y que la circunstancias sociales paren esa coyuntura de convivencia. Esto no quiere decir que nos aprecien y en el fondo, este tipo de personas no quieren que tu suerte sea mejor que la suya. Se ve en las parejas. Muchos desencuentros entre personas que se quieren son culpa –sobre todo en las mujeres– de haber seguido el consejo de esa amiguita accidental que lo que busca es que la fulanita sigua soltera para poder seguir tomando copas juntas... hasta que la pícara sibila encuentra novio y entonces si te he visto no me a*cAubeorgdaod. oLa Feria está llena. H