Una feria de categoría
Rafael Ayala Marín Córdoba
Por regla general, es costumbre en política alabar o criticar destructivamente algo según en el terreno que se esté, prevaleciendo antes el poder e i nterés económico, que el real y sensato. Lo cierto es que nunca la oposición reconocerá qué se hace bien, como tampoco un gobierno admitirá errores. Viene dicha reflexión a cuento, acerca de la pasada edición de nuestra feria de mayo: una feria excepcional y exquisita, que ha resultado fenomenal en todos los aspectos, a pesar de que la oposición del Ayuntamiento cordobés se empeñe en ponerle pegas de todo tipo. De entrada, me niego de forma rotunda al cambio de ubicación, como a veces se rumorea. Como ya dije en cierta ocasión: ¿a ver si nos la vamos a llevar contra más lejos: mejor, para que no podamos ir nadie? Por lo tanto, el lugar perfecto es el Arenal, adecuándolo con árboles eficaces que den buena sombra.
En cuanto al terreno, no se trata de invadir todo el espacio con 400 o 500 casetas pequeñas (al estilo Sevilla), donde estemos agobiados, apelotonados. En este sentido, me parece perfecta la nueva idea de los patios en casetas, con premios inclusive. Que tengamos suficiente espacio para la tertulia, para disfrutar del buen comer en la feria y, sobre todo, para bailar. Existen rincones discotequeros demasiados pequeños, en que no se puede ni respirar.
Y por supuesto: nuestra feria, como abierta y plural, no puede tener nunca casetas privadas: me parece una falacia y auténtica barbaridad tener que pagar por entrar en una caseta. ¡Error tremendo! ¿Por favor: ¿dónde estamos? ¿Qué locura? Sintiéndome orgulloso de mi feria de mayo y disculpando el retraso de esta
H carta, se despide atentamente.