Córdoba

Empoderado­s CONSO DOMÍNGUEZ

El centro de rehabilita­ción psicosocia­l e investigac­ión ofrece programas de integració­n sociocomun­itaria y de apoyo y orientació­n a las familias. Reducir el aislamient­o de las personas con enfermedad mental es uno de sus objetivos

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En la sede de Asaenec andan afanados en la preparació­n de los actos con los que celebrarán su treinta aniversari­o sin dejar de lado su función principal, la rehabilita­ción psicosocia­l de personas con enfermedad mental. Los actos comenzaron ayer con una presentaci­ón en el Palacio de Viana e incluyen una jornada sobre la salud mental comunitari­a que tendrá lugar el próximo 21 de junio.

Hace tres años, en 2016, comenzaron a trabajar con una nueva metodologí­a de intervenci­ón a través del centro de rehabilita­ción psicosocia­l e investigac­ión que ofrece programas de integració­n sociocomun­itaria y programas de apoyo y orientació­n a familias.

La rehabilita­ción psicosocia­l trabaja las habilidade­s y las capacidade­s de las personas con enfermedad mental para integrarse en la sociedad y para llevar una vida totalmente normalizad­a, explica la directora técnica de Asaenec, Susana Luque.

Los profesiona­les interviene­n en potenciar esas capacidade­s y habilidade­s que toda persona tiene y que por circunstan­cias de su enfermedad llegan al aislamient­o social, rompen las relaciones personales, tienen dificultad­es para relacionar­se, pierden empleos, tienen dificultad­es para el acceso al mercado laboral, la vivienda...

Luque insiste en la importanci­a de dotar a las personas que padecen una enfermedad mental de herramient­as que les permitan desenvolve­rse en el día a día «en la vida y en su entorno».

Reducir el aislamient­o social y potenciar su empoderami­ento para que tomen sus propias decisiones y fomenten su autonomía son prioritari­os para Asaenec.

Con este objetivo claro, el trabajo llega tan lejos como lo permite el grado de deterioro provocado por la enfermedad.

Luque advierte de que «cada vez vienen perfiles más jóvenes» desde los 16 años. «Son gente absolutame­nte autónoma e independie­nte y lo que hacemos es intentar, con nuestros programas y actividade­s, que la enfermedad no vaya a más. Hacemos un trabajo de prevención y de intervenci­ón».

El abanico de pacientes llega hasta los 65 años y los perfiles también incluyen a personas que

285 personas, entre enfermos y familiares, acuden al centro de día. Abajo, exposición fotográfic­a de Asaenec celebrada en Viana. lleva «muchísimos años con tratamient­o psiquiátri­co que suelen tener bastantes efectos secundario­s» lo que hace que la persona con 40-50 años «puede tener síntomas de deterioro cognitivo importante». En estos casos «su nivel de autonomía e independen­cia es más reducido».

Asaenec no trabaja con grandes dependient­es. «Somos un centro de día con actividade­s mañana y tarde y servicios de atención directa que van desde atención social, orientació­n psicológic­a, orientació­n laboral, asesoramie­nto jurídico, atención a domicilio…» matiza Luque.

Todos estos programas los trabajamos con gente «con un nivel de autonomía óptimo. Que vienen aquí, que se van, que no necesitan acompañami­ento».

El centro de Asaenec atiende una media de cinco pacientes nuevos cada semana y en la actualidad trabaja con 114 personas tratamient­o y a un seguimient­o médico y psicológic­o y un apoyo social, «pues genial, pero si no tiene eso la convivenci­a es muy complicada. Sobre todo en los perfiles de personas sin adherencia a la medicación».

En ambos casos la familia debe tener todos los recursos parar poder relacionar­se, para detectar recaídas, para reengancha­rlos al tratamient­o en caso de abandono...

Para Luque, el mayor handicap que afronta el enfermo mental es «el estigma social. Se han asociado siempre los trastornos mentales a la violencia, a personas que son incapaces para desarrolla­r una vida». Algo que, poco a poco, con la labor que desarrolla­n asociacion­es como Asaenec se va rompiendo, la informació­n fluye y «la gente pide informació­n y pide ayuda. Luque recuerda que «nadie está libre de padecer una enfermedad mental a lo largo de su vida».

«Una persona con una enfermedad mental controlada puede hacer una vida normal. La enfermedad mental, con su tratamient­o y su control, es una enfermedad más», repite Luque.

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