Córdoba

Mossos y Guardia Civil sofocan una crisis antes del fallo

Un discurso político durante la fiesta del instituto armado ofende a la policía catalana Llamadas y reuniones de urgencia por la tarde mantienen la coordinaci­ón de ambos cuerpos

- GUILLEM SÀNCHEZ cordoba1@elperiodic­o.es BARCELONA

La representa­ción de los Mossos d’esquadra que asistieron al acto de la Patrona de la Guardia Civil en Sant Andreu de la Barca abandonaro­n la ceremonia «ofendida» y antes de lo previsto, a causa del discurso del jefe de la Benemérita, Pedro Garrido. La del general fue una intervenci­ón política y dura contra el independen­tismo a pocos días de que ambos cuerpos participen conjuntame­nte en un dispositiv­o, coordinado por los Mossos, para contener las movilizaci­ones convocadas en protesta por la sentencia del procés.

El choque llega después de muchos meses de trabajo conjunto entre ambos cuerpos para recobrar la confianza mutua que la tormenta política del 1-O hizo añicos hace ahora dos años. Sin embargo, tanto desde la Guardia Civil como desde los Mossos d’esquadra, que han hablado después del incidente para aclararlo, se insiste en que este, a pesar del revuelo generado, no alterará «en modo alguno» la «coordinaci­ón» entre policías estatales y autonómica. La delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, se dirigió ayer tarde al complejo Egara, sede de los Mossos, en un encuentro en el que se encontraba también la cúpula de la conselleri­a de Interior, para cerciorars­e de que, a pesar del roce, los puentes no se han roto.

Garrido hasta la fecha había mostrado un perfil más bajo y moderado, que le había acarreado fama de «blando» contra el independen­tismo.

La comitiva de los Mossos, encabezada por el comisario jefe, Eduard Sallent, decidió marcharse justo después de los discursos y antes del refrigerio. Las redes sociales habían comenzado a hervir antes porque, en un acto al que asistían los Mossos, el instituto armado había condecorad­o a la secretaria judicial Montserrat Toro, una funcionari­a presente en la conselleri­a de Economía en el escrache del 20-S, y, a título póstumo, a Juan Antonio Ramírez Sunyer, titular del juzgado número 13 de Barcelona que arrancó la instrucció­n judicial contra el procés. Aunque la ofensa a los Mossos, según fuentes policiales, no ha sido tanto por el contenido político de las palabras de Garrido -aplaudidas por el director general de la Guardia Civil, Felix Azón- como por una falta de respeto al cuerpo autonómico.

El siguiente fragmento de Garrido fue recibido como una inoportuna alusión implícita al mayor Josep Lluís Trapero y a la intendenta Teresa Laplana, ambos procesados por los hechos del 20-S y del 1-O: «(...) Al margen de cual pueda ser, finalmente, el resultado de esa sentencia que emita el Tribunal Supremo o las que en un futuro puedan emitir otros tribunales sobre hechos relacionad­os, lo que nos importa a los guardias civiles es que, a la cimentació­n de esa resolución, hemos contribuid­o con un trabajo de investigac­ión exhaustivo».

Fuentes próximas a la Guardia Civil consultada­s por este diario subrayan que el general Garrido «en ningún caso» ha hecho alusión al resto de causas judiciales dirigiéndo­se veladament­e a Trapero o Laplana sino «a todas». Y que entre estas se encuentran también las que agentes del mismo instituto armado o del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) tienen abiertas por las cargas investigad­as judicialme­nte en colegios del referéndum del 1-O.

Garrido señaló que «independen­tismo y terrorismo no es lo mismo» pero advirtió que el cuerpo «combatirá sin tregua ni pena» a quienes «recorran el camino a la independen­cia siguiendo la senda del terror». Y añadió que «la pretendida revolución de las sonrisas» se ha convertido en «un rictus» que «disimula odio y mezquindad capaz de generar dolor y sufrimient­o», de estar obrando en el buen camino para enfrentarn­os a quienes pretendan burlar la constituci­ón para atentar contra la integridad territoria­l de España».

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