La ministra de Sanidad ha apostado por el trabajo constante durante su carrera en el socialismo canario Discreción, disciplina y lealtad para lidiar con la pandemia
CAROLINA DARIAS
Pedro Sánchez es un presidente dado a los cambios y los giros de argumento, pero ayer siguió el guion. No hubo sorpresas. La salida de Salvador Illa del Ministerio de Sanidad, para volcarse en la campaña catalana como candidato del PSC, motivó solo leves movimientos dentro del Ejecutivo, que no afectarán a su funcionamiento ni a la relación entre el PSOE y Podemos. «Es un reajuste mínimo», dijo Sánchez en una breve comparecencia sin preguntas. Illa fue sustituido por Carolina Darias, hasta ahora titular de Política Territorial, y el puesto que la dirigente canaria deja vacante lo pasa a ocupar Miquel Iceta, primer secretario del PSC.
Quizá el gesto político más gallardo de su vida lo tuvo Carolina Darias San Sebastián (Las Palmas de Gran Canaria, 1965) antes de empezar en política. En 1996, tras casi 14 años en el poder, el PSOE de Felipe González perdía las elecciones generales. En esa coyuntura se enfriaron muchos espíritus socialistas, pero con Darias ocurrió lo contrario, ese era el momento de arrimar el hombro. Y entró en el PSOE. Se licenció en Derecho, dedicada a cincelar un buen expediente académico y con una vida noctámbula inexistente, y se sacó una plaza en el Cuerpo General de Administradores de Canarias.
Siempre ha sido una militante
«Los nuevos ministros conocen muy bien los ámbitos donde desarrollarán sus tareas. Les avala su experiencia y sus cualidades», señaló Sánchez, destacando la participación de Darias en el «día a día de la gestión de la pandemia con las autonomías y las cualidades de Iceta. «Es una persona de construir consensos», dijo, algo que resulta «imprescindible» en un «Estado en el que la cogobernanza ha llegado para quedarse». Sobre todo, frente al covid, ya que la Sanidad está «en manos» de las comunidades.
Las últimas semanas han estado marcadas por las diferencias entre el Gobierno y los territorios, que reclaman que el primero apruebe medidas más estrictas, y el líder del PSC llega también para intentar volver al acuerdo. Igual de Darias. A menos de 20 días de singular. Jamás se le ha escuchado una sola idea sobre el proyecto estratégico de la organización socialista. Es indiferente a cualquier esfuerzo teórico, a cualquier discurso programático, a cualquier debate ideológico. Tampoco destacaba particularmente como oradora: le podía la timidez. Y le sigue ocurriendo cuando la timidez ha desaparecido. Si no eres la mejor gestionando las palabras, sé la mejor gestionando tus silencios, decidió.
Esa es la principal razón por la que la nueva ministra de Sanidad desconfía de los medios de comunicación. Pesa concienzudamente cada palabra y jamás utiliza un término cuyo peso oscile demasiado. En última instancia prefiere los comicios en Cataluña, Sánchez se esforzó como todo el Gobierno en arropar a Illa, ensalzando su «capacidad de diálogo» y «respeto».
Extraoficialmente, ⁄ porque nunca se puede dar nada por seguro hasta que el presidente toma la decisión final, en la Moncloa llevaban semanas anticipando los movimientos aprobados este martes. A diferencia de otros relevos, sobre todo en sus primeros tiempos en el poder, cuando se vio obligado a sustituir a Màxim Huerta y Carmen Montón debido a distintos escándalos, el jefe del Ejecutivo ha tenido esta vez mucho tiempo para meditar los cambios.
El cambio de Iceta por Illa como cartel electoral se pactó en noviembre, cuando el todavía líder expresarse con la lacónica petulancia de una nota de prensa.
El político se curte –y llega al éxito o al fracaso– contra sus limitaciones. Además de la palabra, Darias ha debido luchar contra su carencia de liderazgo. Tuvo una primera experiencia de la que salió escaldada y que ya no incluye en su currículum: su nombramiento en el 2000 como secretaria de Organización del PSOE canario. Duró muy poco. Cuando desobedeció una orden concreta –la primera y última en su vida– fue defenestrada. Jamás lo olvidó. La enseñanza estaba clara: los principales valores que debía cultivar eran la discreción vaporosa, el trabajo constante y la lealtad irrestricta. de los socialistas catalanes concluyó junto a Sánchez que el ya exministro podría sacar mucho mejor resultado que él. «A Miquel se le debe mucho», señalan en la dirección del PSOE. Iceta fue uno de los pocos líderes territoriales socialistas, y desde luego el más importante, que mantuvo su apoyo a Sánchez durante la durísima batalla de las primarias del 2016. A diferencia de otros barones, nunca ha criticado en público las iniciativas del presidente del Gobierno
▶▶La
Tampoco le han servido para ganar siempre. En el 2014 se presentó a las primarias para optar a la candidatura presidencial en las elecciones autonómicas del año siguiente. Dispuso del apoyo inequívoco de la dirección regional y de la dirección federal, y aun así perdió su oportunidad frente a Patricia Hernández, que representaba lo opuesto a ella: el palique incendiario, un liderazgo agreste y
Ahora Iceta deberá pilotar la relación con las comunidades autónomas. En especial, con Cataluña. Si el independentismo vuelve a lograr mayoría el 14-F y mantiene la Generalitat, el nuevo ministro tendrá que reiniciar la «mesa de diálogo» con el Govern, pactada con ERC a cambio de su abstención en la investidura de Sánchez. Pero si se cumplen las expectativas de los socialistas e Illa logra convertirse en president, posibilidad que se antoja difícil por el sentimental, un código gestual entre combativo y chachón.
Darias es pulcritud, laconismo, disciplina, discreción, disimulo gris marengo o verde agua: agua más o menos fresca capaz de adaptarse a la forma de cualquier recipiente. Son también valores apreciados, como ocurre en todo ecosistema de poder que aspire a la estabilidad y la autorreproducción, por el sanchismo.
☰