El rock cordobés resiste al covid
Los músicos más veteranos luchan contra el desaliento con nuevos proyectos que los vuelvan a subir al escenario Internet y los estudios de grabación en casa se convierten en la única salida para la creación
Ya lo decía Miguel Ríos, y tenía razón, al menos en Córdoba: los viejos rockeros nunca mueren. La música, igual que otras artes escénicas, ha quedado muy maltrecha de esta pandemia, aunque también está ayudando a sobrellevarla y, a pesar de que apenas se puede vivir en directo, internet, los estudios de grabación en casa y el poder de reinventarse están paliando la situación de algunos veteranos rockeros cordobeses que, aún con discos almacenados en su local de ensayo a la espera de venderlos en sus conciertos, no han caído en el pesimismo, siguen trabajando, haciendo planes y están seguros de que «esto pasará» y de que el rock sobrevivirá al apocalipsis.
Uno de ellos es Manuel Martínez, líder de la emblemática banda Medina Azahara, que ha vivido este último año trabajando dentro de casa y preparando dos próximas giras. El cantante y su banda, que tan solo han subido una vez al escenario desde el comienzo de la pandemia, tienen en proyecto una serie de conciertos en torno al disco del 1996 A toda esa gente, que realizarán durante el verano, y el 15 de abril presentarán un gran homenaje al grupo Triana en el Teatro Nuevo Alcalá de Madrid, un concierto que se disfrutará en Córdoba el 15 octubre en el Gran Teatro, desde donde recorrerá gran parte de la geografía española, si la pandemia no lo frustra. «Nos meteremos en la piel de Triana, creo que es un espectáculo sobre el grupo que no se ha hecho nunca», dice Martínez, que asegura que «hay que intentar trabajar, ser optimistas y esperar que la vacuna resulte efectiva pronto».
También Maikel de la Riba, que fue componente del grupo El Hombre Gancho, ha estado ocupado estos últimos meses, aunque no sobre los escenarios. Además de trabajar en el segundo disco de la joven cantante marbellí Gisela Hidalgo, que saca ahora su segundo trabajo, grabado en parte en el estudio que el músico tiene en su casa, el cantante se ha embarcado en un nuevo proyecto con la cantante cordobesa Asun Barasona, recuperando así un dúo que crearon hace siete años, Sintigo, y que tendrá su puesta de largo el 23 de abril en el Tatro Avanti. En este tiempo se han frustrado algunos de los proyectos de este artista, que el pasado 6 julio tenía previsto presentar nuevas canciones dentro del Festival de la Guitarra en un encuentro con Mikel Erentxun y Coque Malla.
Otro veterano del rock cordobés, Randy López, también tiene planes. Este emblemático músico cordobés aún sigue dando rienda suelta al rock andaluz de la mano del no menos icónico grupo Mezquita, con el que actuó el pasado verano en el teatro de la Axerquía en el paréntesis musical que organizó el IMAE. Esa ha sido la última vez que se ha subido al escenario, aprovechando estos meses para
preparar en casa, con otros músicos andaluces, su nuevo disco en solitario, que considera «el mejor que he hecho en mi vida».
Bajo el título Apocalipsis, en este trabajo Randy López cuenta «lo que está pasando en el mundo» y toca temas políticos, ecológicos y, por supuesto, el de la pandemia que se sufre actualmente. «No se puede dejar de tener proyectos porque si no mueres», dice este veterano rockero, que lleva desde los años setenta en los escenarios actuando ante miles de personas, y asegura que «todo lo que está pasando no lo siento por mí, que he tenido una vida plena como músico, sino por los jóvenes que están empezando, que van a perder el sentido artístico y acabarán abandonando sus sueños». Pese a todo, no pierde la esperanza: «La mente humana es sumamente imaginativa, entre todos encontraremos una solución y la música y el arte se abrirán paso porque son muy poderosos».
Y del rock al rockabilly. La banños da cordobesa Fever Band empezó el 2020 con su segundo disco recién sacado del horno y grabado en vinilo, «como mandan los cánones de la música de los años cincuenta», dice Miguel Luque, uno de los componentes del grupo. Los planes eran muy halagüedisco-libro y en febrero ofrecieron en Córdoba el primer concierto de lo que iba a ser una larga gira. Pero el covid frustró todas las expectativas y la banda tuvo que anular 32 conciertos del tour destinado a difundir Killer Pin Up.
Discos en un cajón
Desde entonces , apenas se han subido a los escenarios, aunque hace unas semanas tocaron en el Ambigú de la Axerquía «para quitarnos las telarañas», además de dar al público «algo de música en directo». Durante este tiempo, la banda ha vendido a través de internet su propio merchandising, aunque «nos encontramos con más de 1.500 discos en el local de ensayo, ya que nuestra mayor venta es la que hacemos en los conciertos». Pese a todo, al grupo no le invade el pesimismo. «Hay que reinventarse, esto tenemos que pasarlo, es lo que hay, y no podemos quedarnos dormidos», dice Luque, que felicita la iniciativa del Ambigú de la Axerquía, que «ha aprovechado su espacio al aire libre para ofrecer conciertos donde el público, aunque esté sentado y no pueda bailar a sus anchas, disfruta mucho», asegurando que es un formato que «no se debe abandonar» e invitando a que muchos otros bares lo hagan. «En Córdoba tenemos muchas plazas, aunque habría que gestionarlo en función de las limitaciones que imponga la pandemia».
Javier Estévez, componente del desaparecido grupo Estirpe y ahora al frente del proyecto Subtónica, es otro de los que no han parado de trabajar, «aunque sea en el estudio» porque «de directos, nada», excepto el que hizo para la plataforma Cultura Córdoba el pasado mes de diciembre, que está a la espera de emitirse. Mientras tanto, Estévez se ha dedicado a componer, sacando a la luz la canción Urgencia histórica a beneficio del colectivo Sonrisas. «Fue en torno a abril, cuando aún estábamos en shock y se hizo para fabricar batas y pantallas faciales», recuerda el músico, que también está finalizando un en el que se centra en el público infantil. «Es lo que llamo la vertiente Súbtónica Kid», dice el músico, al que no le gusta el término música infantil y tiene un claro objetivo didáctico. «Hay canciones que hablan de la naturaleza o de la nutrición, todo ello entre el rock&roll y el pop alternativo». «Yo siempre he aprendido a través de la música y sigo convencido de que es un vehículo de enorme potencial para transmitir muchas cosas, reflexionar», dice. A Estévez, la pandemia también frustró una actuación en la sala Hangar el pasado 15 de marzo que iba a ser un homenaje a Chris Cornell, pero no le abandona la esperanza.
«Nuestra generación vive por primera vez una situación como esta, y cuando me supera intento hacer un zoom para verlo todo en perspectiva», dice Estévez, que sí reconoce que a la música en directo «aún le queda por sufrir, al menos, un año» porque hay «miedo entre el público», además de las restricciones sanitarias de cada momento. Aún así, piensa que esta situación no quitará las ganas a las nuevas generaciones. «También era difícil hacer música con Franco o cuando los instrumentos eran muy caros», dice el músico, que radica el problema en que es «una utopía vivir de la cultura» y «habrá que repensar mucho todo esto».
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La banda Medina
Randy López compone «el disco de su vida» y el músico Javier Estévez trabaja en ‘Subtónica Kid’