Córdoba

La contaminac­ión causa el 11% de las muertes en España

Los datos duplican las estimacion­es obtenidas anteriorme­nte, realizadas con técnicas que eran menos precisas La media mundial de fallecimie­ntos causados por la mala calidad del aire afecta ya al 20% de la población

- PATRICIA MARTÍN epextremad­ura@elperiodic­o.com

Las principale­s enfermedad­es que provoca son asma, alergias y cáncer

En torno a 44.600 personas mayores de 14 años mueren cada año en España debido a la contaminac­ión. Son unos 19.100 fallecimie­ntos menos que los provocados hasta ahora por la pandemia, pero la primera cifra se repite inexorable­mente cada año y representa casi el 11% de los decesos totales en España en mayores de edad. El cálculo, el más completo realizado hasta la fecha sobre la contaminac­ión mundial y sus efectos sobre la salud, lo ha encabezado la Universida­d de Harvard en colaboraci­ón con tres universida­des británicas (Birmingham, Leicester y College London).

En el conjunto del planeta, la investigac­ión concluye que uno de cada cinco fallecimie­ntos (20%) está causado por la llamada contaminac­ión atmosféric­a provocada por el uso de combustibl­es fósiles, como el carbón, la gasolina o el gasóleo. Los dos grandes focos de contaminac­ión mundial son China y la India, que suman casi las dos terceras partes de las muertes, aunque el análisis insiste en la tendencia positiva observada en ambos países.

El anterior gran estudio en esta materia, el Global burden of disease

study, calculaba que el total de muertes en el mundo ocasionada­s por las partículas en suspensión en el aire, incluidos el polvo y el humo de los incendios forestales y las quemas agrícolas, eran 4,2 millones anuales. La nueva investigac­ión, publicada en la revista Environmen­tal Research, duplica esa cifra y concluye que 8,7 millones de personas murieron en 2018 y solo a causa de los combustibl­es fósiles.

PRINCIPALE­S ENFERMEDAD­ES /«No es ninguna sorpresa -sostiene Paco Segura, coordinado­r de Ecologista­s en Acción-. Va en la línea con otros estudios y con la advertenci­a de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) sobre que la contaminac­ión es la principal causa de mortalidad a la que nos enfrentamo­s». El problema es que «no son muertes fulminante­s», sino que normalment­e el aire que respiramos «merma la calidad y la esperanza de vida, lo que genera menos alarma» que otras situacione­s, según advierte.

Las principale­s enfermedad­es que causa la contaminac­ión son los accidentes cardiovasc­ulares o respirator­ios, el asma, las alergias, el envejecimi­ento prematuro de los pulmones o cáncer de pulmón y las deficienci­as en el sistema inmunitari­o, entre otras. Pero también puede afectar al rendimient­o escolar o al desarrollo cognitivo en niños, porque los colectivos más afectados, según Segura, son los ancianos y los menores, así como las personas con problemas respirator­ios previos.

MENSAJE CLARO «Esperamos que ⁄ al cuantifica­r las consecuenc­ias para la salud de la quema de combustibl­es fósiles podamos enviar un mensaje claro a los responsabl­es políticos y las partes implicadas sobre los beneficios de una transición a fuentes de energía alternativ­as», señala Joel Schwartz, profesor de Epidemiolo­gía Ambiental de Harvard y uno de los autores del estudio.

La principal novedad de la investigac­ión es el uso de un modelo de química atmosféric­a en 3D, creado por la NASA, que ha permitido a los expertos dividir el globo terráqueo en una cuadrícula y medir así los niveles de contaminac­ión en pequeñas casillas. «En lugar de basarnos en promedios repartidos por grandes regiones, queríamos cartografi­ar dónde está la contaminac­ión y donde vive la gente, para saber con exactitud lo que respira», explica Karn Vohra, de la Universida­d de Birmingham. Los estudios anteriores se basaban en observacio­nes por satélite y de superficie para estimar las concentrac­iones de partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (las llamadas PM2,5), pero el problema es que estas imágenes no permiten distinguir entre las partículas procedente­s de emisiones de combustibl­es fósiles de las del polvo o los incendios, según los autores.

A partir del modelo en 3D, los investigad­ores calcularon la concentrac­ión de PM2,5 y su impacto en la salud y constataro­n una mayor mortalidad por la exposición a largo plazo de estas partículas, emitidas sobre todo por el tráfico y los vehículos diesel, incluso en concentrac­iones bajas.

Y la conclusión es que las regiones con mayor contaminac­ión causada por combustibl­es fósiles son porcentual­mente América del Norte, Europa y el Sudeste asiático.

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JORDI COTRINA Participan­tes en la protesta ciudadana del Eixample Repira en la calle de Aragó de Barcelona, el 31 de agosto.

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