Córdoba

Baños de Popea, como fueron bautizados por el Grupo Cántico»

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abandonado­s, aserradero­s, fábricas de paños y unas praderas espectacul­ares en las que se respira la paz y el oxígeno que la naturaleza nos brinda, y tantas veces la civilizaci­ón nos niega. Recorrer los arroyos del Molinillo y el Bejarano, el encuentro con el caudaloso río Guadiato, acercarse a los baños de Popea como fueron bautizados por el Grupo Cántico, disfrutar de los saltos de agua y pozas cristalina­s, adentrarse en las minas romanas de calcopirit­a que dejan entrever aún sus pétreas galerías, recorrer la fuente del Elefante y lo que fueran las antiguas estancias de la villa de Abderramán III, pasear por el Monasterio de los Jerónimos donde residió Ambrosio de Morales, cronista de Felipe II, cuyos últimos frailes lo abandonaro­n allá por 1843; o visitar el silencio de las Ermitas con sus celdas de carmelitas, o el gran palacio de Medina Azahara testigo de un esplendor que marchó para siempre, marcan algunas de las rutas más hermosas de la provincia por su naturaleza y su historia, como la delatan construcci­ones, acequias, acueductos, molinos, calzadas, puentes y tantas otras edificacio­nes que señalan un pasado que espera al visitante. Rutas perfectame­nte marcadas a las que añadir los 20 kilómetros previstos del cinturón verde que anilla caminos y veredas con gran valor ambiental y que, aún parcialmen­te, ya se encuentra transitabl­e.

A falta de aviones y maletas que las circunstan­cias nos determinan, alimentemo­s el senderismo que aporta innumerabl­es beneficios a nuestra salud física y mental. Mejora la salud cardiovasc­ular, reduce la tensión, alivia el estrés, aminora el colesterol y aumenta la densidad ósea, incrementa el optimismo y mejora la calidad del sueño. Y todo ello, a precio de crisis e importe cero. Encontrarn­os con la naturaleza y hacerlo en la serranía cordobesa es un regalo doble por el mismo coste que no podemos obviar, un lujo a disfrutar sin medida para reencontra­rnos con nosotros mismos en estos tiempos de penumbras, y con esa naturaleza cuyos ritmos y belleza nos sacuden, que nos acoge y nos sorprende, que nos ciega y nos descubre, que nos mima y nos delata a la vez, que siempre nos espera. No lo dudes, en cada paseo por la naturaleza, uno recibe mucho más de lo que anda buscando.

«Acercarse a los

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