El primo del emérito pagaba gastos a instancias de este
Álvaro de Orleans reitera ante la fiscalía que el dinero gastado era de su fundación
lvaro de Orleans declaró ayer a la fiscalía del Tribunal Supremo que, si sufragó durante años gastos de viajes de Juan Carlos I, fue con su dinero «y a requerimiento» del entonces rey de España, según fuentes cercanas al aristócrata.
Fuentes conocedoras de la comparecencia confirman que el primo de Juan Carlos subrayó el detalle de que hubo requerimientos previos del monarca emérito en cada salida de capital de la fundación para sufragar sus viajes. Álvaro de Orleans explicó que accedía a los pagos con sus propios fondos para dar al rey «discreción» en sus desplazamientos.
Solo cuatro personas participaron en la escena de la comparecencia de este testigo clave ante la fiscalía española, de tres horas y por vía telemática. En Madrid escuchaban los fiscales Alejandro Luzón y Juan Ignacio Campos; en el Palacio de Justicia de Mónaco, Álvaro de Orleans estaba acompañado por la fiscala general del principado, Sylvie Petit-leclair.
El primo del rey emérito acudió a su cita con el ministerio público sin abogados, al ser citado solo como testigo. La fiscalía monegasca no le había dado más detalles sobre la rogatoria española que le llegó, y que adelantó este diario.
Fuentes de su entorno explican que la declaración fue muy similar a la que, en el 2018, prestó, también como testigo, ante el fiscal suizo Yves Bertossa, que investiga supuestos blanqueos de capital en la banca ginebrina. De nuevo, De Orleans subrayó que el dinero gastado de la fundación Zagatka –unos ocho millones de euros principalmente en viajes del emérito y Corinna– es suyo, y qué él no ha hecho de testaferro para Juan Carlos.
⁄ HACIENDA ESPERA PAPELES Los estatutos de la fundación, domiciliada en Liechtenstein y dedicada a dar apoyo financiero a la familia de su propietario, cambiaron en junio pasado retirando al rey emérito y a Felipe VI como beneficiarios, y dejando solo a la familia de Álvaro de Orleans.
Su contabilidad sigue siendo materia clave para la Hacienda eszado pañola, que la espera desde hace tres semanas. El pasado 4 de marzo, siete días después de que trascendiera la segunda regularización de Juan Carlos I y casi una quincena después de que esta se llevara a cabo, su abogado, Javier Sánchez-junco, se dirigió a la fundación para pedirle todo tipo de facturas y comprobantes de emisiones de dinero y de gasto que sirvan para explicar a Hacienda la veracidad de lo declarado.
Se abren líneas de divergencia entre lo que el rey emérito cuenta a Hacienda y lo que su primo relata a la fiscalía. En su comunicado del pasado 26 de febrero anunciando la segunda regularización de Juan Carlos I, el letrado del monarca abdicado no habló de donaciones. El comunicado anunció que la segunda regularización «se corresponde con las rentas derivadas de la asunción, por la fundación Zagatka de determinados gastos por viajes y servicios realizados por Su Majestad», sin más detalles.
«Si esos pagos no fueran contraprestación por servicio alguno y tampoco supusieran un reconocimiento de la titularidad de los fondos de la fundación, estaríamos ante unas donaciones, y la segunda regularización no surtiría efecto, pues debería haberse realiante la Administración tributaria de la Comunidad de Madrid por el impuesto de donaciones y no en la Agencia Estatal», según ha considerado recientemente el presidente del sindicato GESTHA de técnicos de Hacienda, Carlos Cruzado.
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PRIMO, NO TESTAFERRO El pasado 3 de marzo, Álvaro de Orleans negó en un comunicado que el rey emérito haya prestado servicios a la fundación, y reiteró que él no es testaferro de su pariente. De Orleans y Juan Carlos son primos terceros, por lo que sus entregas de dinero no pueden cobijarse bajo las reducciones del impuesto (hasta un 99%) previstas en Madrid para donaciones entre familiares directos: de padres a hijos, entre cónyuges y entre hermanos.
Tras el «generoso regalo» de 100 millones de dólares del rey de Arabia Saudí del que habló el gestor Arturo Fasana ante el fiscal Bertossa, y tras las aportaciones «por admiración» del empresario mexicano Allen Sanginés para nutrir tarjetas opacas del rey emérito, por tercera vez desde que afloran la fortuna y los gastos de Juan Carlos, dinero del que ha dispuesto el exjefe del Estado se atribuye en una instancia oficial a cesiones de un tercero.
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