El dardo en la palabra y a cada uno lo suyo
El magistrado aprovechó la ocasión y el público para desmentir tópicos y hacerse oír
Si impartir justicia consiste en dar a cada uno lo suyo, Francisco de Paula Sánchez Zamorano debe ser de los buenos a juzgar por la intervención realizada ayer en Los Desayunos de CÓRDOBA, una cita que sirvió de excusa para reunir bajo el mismo techo, en formato presencial tras meses de encuentros virtuales, a lo más granado de la judicatura, abogacía y fiscalía de Córdoba y a numerosos altos cargos y representantes de distintas administraciones públicas. Tras sus mascarillas y debidamente separados por la distancia de seguridad, contenidos en el deseo de repartir abrazos y besos, compartieron mesa y mantel miembros de la judicatura y políticos, a los que debió llegar alto y claro la demanda de reformas, personal y presupuesto expresada por el presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba.
Se podría decir que en números estaban equilibrados en ambos equipos. Entre los presentes, letrados y pesos pesados del ámbito judicial como el juez decano de Córdoba, Miguel Ángel Pareja; el fiscal jefe de Córdoba, Fernando Sobrón; el teniente fiscal de la Fiscalía, Manuel Carlos Jiménez, el magistrado del Supremo Eduardo Baena, recién jubilado, y el fiscal decano de la Fiscalía, Juan Antonio Merlos. En la bancada política, parlamentarios, senadores y diputados socialistas y populares como Rafaela Crespín, Antonio Hurtado, Mari Ángeles Luna, María Jesús Serrano, Beatriz Jurado, Adolfo Molina, José Antonio Nieto y Soledad Pérez; además del secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez; la subdelegada del Gobierno, Rafaela Valenzuela; el presidente de la Diputación, Antonio Ruiz o el delegado de Justicia de la Junta, Angel Pimentel.
Con la cordialidad por bandera, pero sin pelos en la lengua, Sánchez Zamorano confirmó el tono que avanzaba el título de su ponencia y no desperdició la tribuna y el público para disparar su arsenal de peticiones a los cargos presentes, poniendo en evidencia la cantidad de flecos y asignaturas que tienen pendientes los poderes públicos en esta materia. Puede que alguien se diera por aludido.
Sonriente y locuaz, el magistrado demostró poseer un certero y entrenado dardo en la palabra que usó para que se le entendiera bien, intentando no caer en el error que, según él, cometen muchos jueces, el de lenguaje ampuloso. Fue directo y concreto y además, se quitó la mascarilla para dirigirse al respetable a cara descubierta, como ya hizo en los últimos desayunos el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, que según dijo, pretendía así hacerse entender entre las personas sordas.
En su discurso, no solo llamó la atención a los responsables públicos
▷ que cuestionan resoluciones judiciales y pidió mesura y sensatez frente a los juicios paralelos que se ven en tertulias televisivas y radiofónicas, sino que desmintió algunos mitos que envuelven a la profesión de juez, como el de la extracción social y la endogamia que
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Contra los tópicos: uno de cada tres jueces vienen de familias sin estudios superiores
se atribuye a los jueces. Y lo hizo aportando dos datos. El primero: una de cada tres personas que aprobaron las últimas oposiciones de juez procede de familias cuyos progenitores no tienen estudios superiores. Y el segundo: solo el 5% tiene un juez en la familia. La