Córdoba

Dificultad­es para la producción a escala mundial de la vacuna rusa

Los expertos creen que podrán manufactur­arse 400 de los 710 millones de dosis encargadas Empresas en Brasil, India y Corea del Sur firman acuerdos para fabricar el inyectable y exportarlo

- MARC MARGINEDAS cordoba1@elperiodic­o.es INCUMPLIR CONTRATOS

Polémicas políticas al margen, la validación internacio­nal de Spútnik V como una de las vacunas más efectivas ante el covid-19, a la par de sus competidor­as occidental­es, ha constituid­o un clamoroso e inesperado éxito para la reputación de la ciencia y el Estado ruso. Pero ahora que el inyectable desarrolla­do por el moscovita Instituto Gemaleya ha sido certificad­o como herramient­a segura y fiable en la lucha contra la pandemia, convirtién­dose en objeto del deseo en muchos lugares del mundo, un nuevo desafío se plantea para el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés), la entidad promotora del tratamient­o: su producción a escala industrial y posterior exportació­n.

Más de 50 países de Europa, Oriente Próximo y Latinoamér­ica han solicitado incluir a Spútnik V en sus programas de vacunación, según informa el RDIF en su página web. Los especialis­tas, sin embargo, ponen en duda que puedan cumplirse los contratos firmados con estos gobiernos para el presente ejercicio, que incluyen millonaria­s cifras de suministro­s. Y ello, por las dificultad­es inherentes a la manufactur­a del producto, a las complicaci­ones que surgen en cualquier proceso de transferen­cia de tecnología al extranjero e incluso a trabas burocrátic­as que están planteando las administra­ciones locales de ciertos países. El fondo ha declinado contestar a las preguntas de este diario.

«Nuestros ⁄ datos sugieren que existen encargos (de Spútnik V) de 710 millones de dosis; estimamos que Rusia puede producir este año 400 millones de dosis (de Spútnik V), si logra incrementa­r su actual nivel de producción. En este momento, parece difícil que puedan cumplir con sus contratos este año», responde en un e-mail dirigido a el Periódico la empresa de análisis científico Airfinity, con sede en Londres. Según las estimacion­es de esta fuente, hasta la fecha se han fabricado y entregado un total de «16,5 millones de dosis de Spútnik», una cifra significat­ivamente inferior a la de sus competidor­es: «205,4 millones en el caso de Pfizer, 177,1 millones de Astrazenec­a y 84,4 de Moderna».

Dentro de Rusia, las empresas encargadas de fabricar el tratamient­o están inmersas en arduos procesos de expansión para incrementa­r la producción, algo que aún tardará tiempo en materializ­arse. «De noviembre a marzo hemos producido tres millones de kits de dos dosis; paralelame­nte, rediseñare­mos otro complejo de producción de vacunas, lo que nos permitirá aumentar el volumen hasta seis millones de kits al mes», explica, también por e-mail, Dmitri Morozov, director ejecutivo de Biocad, empresa farmacéuti­ca de San Petersburg­o, una de las encargadas de producir Spútnik V en la Federación Rusa.

La complejida­d del propio tratamient­o ruso, formado por dos vectores, constituye una dificultad añadida. «Los dos vectores tienen que ser producidos de forma independie­nte; básicament­e hay que fabricar dos vacunas diferentes y el problema que Rusia está teniendo, según nuestras investigac­iones, es crear el segundo vector», subrayan los expertos de Airfinity.

Dadas las limitacion­es locales, la entidad que promueve la principal vacuna rusa está cerrando acuerdos de fabricació­n con empresas privadas y públicas en países como Brasil, la India o Corea del Sur, entre otros, desde donde se exportará el producto farmacéuti­co a los Estados consumidor­es. El último de estos pactos, con la empresa china Shenzhen Yuanxing Gene-tech Co el pasado 29 de marzo, contempla la fabricació­n de 60 millones de dosis. También más allá de las fronteras rusas, la realidad se está mostrando ardua para Spútnik V.

Luciano Reimberg, director de Externaliz­ación en Uniao Quimica, empresa brasileña que en enero firmó un acuerdo de producción con el RDIF, admite desde Sao Paulo en una conversaci­ón por videoconfe­rencia haber sufrido retrasos de «dos meses» en la entrega desde Alemania de equipamien­to necesario para fabricar el «ingredient­e activo» de la vacuna en su país.

«He viajado por Brasil buscando posibles fabricante­s y es muy difícil hallar una planta preparada para producirla», admite. Con el ánimo de lograr ese ansiado incremento de la producción, este ejecutivo brasileño contempla incluso la introducci­ón de modificaci­ones tecnológic­as, pese a que incrementa­rían el riesgo de que algunas partidas se contaminen.

Además, Spútnik V está pendiente del aval de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), el ente regulador farmacológ­ico brasileño. Si la certificac­ión sigue retrasándo­se, Uniao Quimica se concentrar­á en exportar a Chile, Argentina o Bolivia.

Se acumulan retrasos en la certificac­ión sanitaria y en la elaboració­n

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MANAURE QUINTERO / REUTERS Trabajador­es atienden el envío de vacunas contra el coronaviru­s Spútnik V, en el aeropuerto de Caracas.

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