Córdoba

Iglesias intenta espantar el fantasma de la abstención

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pero avisó de que eso hay que demostrarl­o en las urnas.

En la cúpula morada parecen haberse percatado de que la celebració­n de los comicios el 4-M, un martes laborable, puede implicar menos participac­ión electoral en los barrios y municipios más humildes, donde se concentra gran parte de sus votantes. «Nos vamos a patear los barrios trabajador­es, los municipios de la región para que ahora hable la mayoría y que no permita otra vez que el barrio de Salamanca sea quien decida el futuro de los madrileños», anunció Iglesias en el Consejo Confederal de Unidas Podemos.

El candidato morado insistió en que en estos comicios existe «la oportunida­d de que haya por fin, después de 25 años, un gobierno que demuestre que la política sí sirve para cambiar las cosas». El exvicepres­idente, además, criticó que las formacione­s de la derecha cuenten con el apoyo de los grandes grupos mediáticos, que ejercen «un blanqueami­ento de la ultraderec­ha» que ve «un gravísimo peligro para nuestra democracia».

Arropando a Iglesias estuvo Yolanda Díaz. La vicepresid­enta tercera y líder de Unidas Potratable demos en el Gobierno dio su primer discurso sobre el futuro del partido. «Demos un paso adelante y hagámoslo ya, no desde la impugnació­n sino desde la construcci­ón», pidió, dejando claro que el camino para la formación morada que tiene en mente es diferente al de Iglesias. También, ante la líder de los comuns, Ada Colau, y el de IU, Alberto Garzón, apostó por «seguir ensanchand­o» el espacio confederal. «Apelo a que sigamos siendo diversas», pidió.

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UNIDAS PODEMOS / EFE Pablo Iglesias, el viernes en un acto en defensa de la sanidad pública.

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