Córdoba

El Real Madrid se encarama al liderato provisiona­l tras ganar al Barça con polémica final

Primera división

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do cuando apareció la fatiga física tras el desgaste del Liverpool, ante un Barcelona que acarició el empate hasta el último suspiro y dio un paso atrás en sus aspiracion­es.

Desde la solidez y la solidarida­d en el esfuerzo, atacando con precisión de cirujano al espacio. Con Vinicius como principal referencia para imprimir una velocidad que premiaba la labor defensiva de dos líneas unidas para complicar el fútbol de Lionel Messi. El plan de Zinedine Zidane salió a la perfección en una primera parte que decidió el clásico.

El Real Madrid se sobrepuso al mayor desgaste físico, tras el derroche del Liverpool, fortificán­dose en la medular con la inclusión de Fede Valverde. La cabeza pudo más que las piernas. Entregar la posesión a un Barça fresco habría sido el primer paso hacia la derrota. Con inteligenc­ia y efectivida­d, luchó por ella y castigó con dureza a su eterno rival.

Habría disfrutado la afición madridista si la maldita pandemia no siguiese dejando partidos que pierden grandeza sin el aliento de la grada. El esfuerzo de sus jugadores no fue para menos y los habría impulsado cuando le fallaron las fuerzas. Koeman fue fiel a su idea y encontró una presión que dificultó el inicio de jugada. Solo las aparicione­s de Messi entre líneas en el primer acto provocaron algo. Su eterna asociación con Jordi Alba para un centro con veneno que sacó con una estirada Courtois.

Hasta el poste en la búsqueda de un gol olímpico de Messi y la salida rápida de Courtois para taparle espacios al borde del descanso, el Barcelona se sintió superado. Impotente por momentos. Con balón no encontró la forma de superar líneas y sin él sufrió. Desde el inicio Vinicius, exuberante de confianza, lanzó retos en carreras a alta velocidad.

Exhibiendo la contundenc­ia que tanto añoró el conjunto madridista en sus momentos de irregulari­dad, Benzema extendía su racha más dulce. Clave en el asalto al liderato con siete jornadas seguidas marcando. Su trascenden­cia se extendía incluso a labores defensivas, apareciend­o en su propia área para robar a De Jong. El ejemplo de la unión en el esfuerzo de un Real Madrid comprometi­do. Redujo al máximo los espacios a Messi. A base de ayudas. Y tras el robo de pelota corrió. Así Vinicius exhibió virtudes. Auto pase ante Mingueza y desborde contra Araújo. Atraía rivales y era derribado. Así llegó una falta en la que Kroos se alió con la fortuna. Su disparo golpeó en Dest y lo convirtió en un imposible para Ter Stegen.

El Barça se repuso, acortó Griezmann y la figura de Courtois pasó a ser protagonis­ta. Firme ante los centros laterales, viendo el disparo cruzado de Mingueza cuando el escenario ya no interesaba a Zidane, que tiraba de lo que tenía en el banquillo para meterle pausa. Al contrario, Koeman acarició el empate con su apuesta por Ilaix. Lo remató todo y el travesaño evitó el empate en el último suspiro.

Antes, la jugada polémica que nunca falta en una gran cita y que tendrá diferente lectura depende del bando. El despiste de Odriozola lo aprovechó Alba. Su disparo cruzado lo peleó Braithwait­e, tocado sobre línea de fondo por el brazo de Mendy en una acción interpreta­ble que para el colegiado no fue penalti.

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