«La juventud también tiene un lado oscuro»
que te pasen cosas no es suficiente: a veces son insatisfactorias o generan incomodidad. Para mí era necesario reflejar ese lado oscuro, mostrar lo que sucede cuando descubres que la comunicación con la gente con la que compartes tu intimidad no es tan agradable como esperabas e incluso es hiriente.
Es muy interesante cómo la novela aborda esa insatisfacción y esa incomodidad a través de la relación de la protagonista con su cuerpo y con el sexo.
– Eulalia no arrastra ningún gran momento traumático que se exprese en el libro. Pero, en la forma en la que se tratan el sexo y el cuerpo, quería reflejar que para ella la sexualidad es ligeramente traumática ya de entrada, porque, aunque no le haya pasado nada concreto que se pueda calificar de horrible, el canon que va encontrando le hace daño. A poco que ve que no lo cumple, se genera en ella un complejo inmenso que le causa sufrimiento y le impide desenvolverse de manera natural y actuar sin esconder partes de sí misma.
Otro tema de
son los tabús sociales, algunos relacionados con la sexualidad, y sus terribles consecuencias.
– Sí. El tabú sobre la sexualidad que Eulalia detecta a su alrededor, que extrae de su observación de los niños, es el mismo que le ha afectado a ella. El desarrollo de su sexualidad ha venido un poco castigado. Para ella el sexo no es tabú, pero sabe que no tiene libertad total para hablar de las cosas que le apetece hacer y que no va a encontrar en sus acompañantes la comprensión que espera. Aunque no te haya pasado nada terrible, la forma en la que el tema se aborda en nuestra sociedad ya es malsana y genera estas situaciones de incomunicación y pudor. Quería mostrar cómo se trata el tema desde el principio en el colegio y las consecuencias que puede tener en una chica adulta.
Su novela no es, al menos en exclusiva, una crítica de la religión. Ese colegio funciona como espejo de la sociedad.
– Exacto. El Evangelio no es solo un análisis de la religión o de cómo se aplica la religión desde el sistema educativo. En ese colegio se pueden identificar un montón de matices de la sociedad. Vemos la importancia y el poder que tiene la religión en nuestra sociedad. Y las diferencias de clase, porque en esos colegios la mayoría de los niños vienen de familias con poder adquisitivo y eso es determinante tanto en su carácter como en su educación. Ese lugar es un entorno perfecto para la observación porque es un destilado del lado más conservador y extremo de nuestra sociedad, y de las consecuencias que puede llegar a tener sobre una criatura desarrollarse a una edad tan vulnerable en un entorno así.
En habla con contundencia de lo hostil que puede llegar a ser el sistema educativo, y no solo el religioso, con la diferencia.
– La base de la preocupación y la sensibilidad de la protagonista es que ella siempre se ha sentido diferente. Y la diferencia se castiga mucho. No se hace de forma explícita o porque se busque el castigo, sino porque la forma en la que suele ser tratada resulta castigadora porque te hace sentir extraño. Te sacan de la normatividad haciendo que sientas que los demás están bien pero tú no tanto. Por eso a la protagonista le preocupa apoyar la diferencia que observa en los niños que tiene a su alrededor, fomentar su autoestima y brindar a esas características individuales cierta aceptación y calidez.
¿A qué cree que se debe ese miedo a la diferencia?
– Supongo que tiene que ver con la falta de recursos, de tiempo, de preparación. Pero cada niño necesita que el sistema se adapte él, no al revés. Este empeño en que todos los niños se adapten al sistema es una trampa a largo plazo porque, al final, lo que se espera de ti es que te integres en un sistema en el que tienes que ser productivo y adaptarte a muy pocos modelos. Y, si no te adaptas, surge la amenaza de la exclusión social, que es terrible. Todas esas cosas son la gran amenaza que subyace detrás de que se castigue la diferencia de un niño o no se premien sus valores. Y quería reflejar que esto se da en un entorno religioso pero también en la escuela pública, aunque en el primer caso pueda ser más extremo porque hay más disciplina y conservadurismo.
«La forma en que se aborda el sexo en nuestra sociedad genera pudor e incomunicación»
«Ese empeño en que los niños se adapten al sistema es una trampa a largo plazo»
La historia de Sandra, una de las niñas del colegio, añade una capa de complejidad a esa reflexión sobre la diferencia. Su caso pone en evidencia temas aún tabús como la psicología y la sexualidad infantiles.
– Sí, en la falta de medios y el secretismo con los que la escuela trabaja el tema de Sandra hay una crítica a la falta de formación en la gestión de las emociones y de las relaciones sociales.
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