Córdoba

Biden se estrena en la OTAN con la garantía de que «EEUU ha vuelto»

Los aliados endurecen el tono hacia China y avisan del riesgo de su comportami­ento represivo La agenda del presidente estadounid­ense incluye un encuentro con Putin mañana en Ginebra

- SILVIA MARTINEZ

Si hay algo de lo que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha querido dejar constancia en su estreno en una cumbre de la OTAN, en claro contraste con su predecesor, Donald Trump, es que EEUU está de vuelta en la escena internacio­nal, que la Alianza Atlántica tiene una «importanci­a crítica» para los intereses estadounid­enses y que el artículo 5 del tratado, la piedra angular de la organizaci­ón que estipula que un ataque contra uno de los aliados es un ataque contra todos, es una «obligación sagrada» para la Casa Blanca. «Quiero que toda Europa sepa que Estados Unidos está de regreso», proclamó.

Un compromiso que, tras cuatro años de desacuerdo­s y desencuent­ros con el republican­o, el resto de dirigentes aliados celebraron como un balón de oxígeno mutuo que coincide con la nueva estrategia 2030 destinada a revitaliza­r la Alianza Atlántica y responder a los nuevos desafíos y retos que tienen por delante.

«Todos los líderes están de acuerdo en que en una era de competenci­a global Europa y Norteaméri­ca deben permanecer unidas en la OTAN para defender nuestros valores e intereses, especialme­nte en un momento en el que regímenes autoritari­os como Rusia y China desafían el orden basado en reglas», avisó el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenber­g, tras una cumbre de poco más de tres horas.

UN «DESAFÍO SISTÉMICO»

Rusia sigue / siendo una fuente de máxima preocupaci­ón para la Alianza Atlántica –se menciona en 61 ocasiones en el comunicado final– y sus relaciones están en el momento más bajo desde el final de la Guerra Fría, pero fue China la que copó buena parte de la atención y las preocupaci­ones. La OTAN no quiere entrar en «una guerra fría» con China porque ni es su «adversario» ni su «enemigo», pero sus miembros necesitan, dijo, «abordar como aliados los retos que supone China» para su «seguridad», admitió Stoltenber­g sobre un país que es un «desafío sistémico».

Los aliados comparten la idea de que ambos bloques deben traque bajar en cuestiones como el cambio climático o el control de armas y de que hay que mantener vivo el diálogo con la que es la principal economía del mundo con el mayor gasto en defensa. Pero ven con extrema preocupaci­ón las políticas coercitiva­s de Pekín, que contrastan con los valores europeos, la expansión militar de China, incluido su arsenal nuclear y la adquisició­n de sistemas de lanzamient­o más sofisticad­os, y la cooperació­n con Rusia o el uso que hacen de la desinforma­ción.

«Vemos [que tiene] un comportami­ento represivo, por ejemplo, en el mar del sur de China y sabemos que no comparte nuestros valores. Hemos visto cómo reprimen a los votantes democrátic­os en Hong Kong, persiguen a las minorías en su propio país y utilizan tecnología­s modernas, medios sociales y reconocimi­ento facial para controlar y vigilar a su propia población como nunca antes habíamos visto», relató el político noruego, advirtiend­o de que todo esto afecta a la seguridad de los países de la Alianza Atlántica porningún país ni continente puede gestionarl­o por sí solo.

De ahí la importanci­a de revisar e impulsar una nueva agenda 2030 que eleve la ambición y aporte una «clara dirección para la adaptación futura de la Alianza». La cumbre también sirvió para hacer balance de las relaciones con Rusia, que atraviesan, según Stoltenber­g, el momento más bajo desde el final de la Guerra Fría debido a «sus acciones agresivas». La OTAN mantendrá un doble enfoque hacia Moscú: una fuerte defensa combinada con el diálogo. «Mientras estemos unidos y seamos fuertes podremos hablar con Rusia», dijo Stoltenber­g.

Precisamen­te, la próxima parada de Biden, mañana, será Ginebra, donde se reunirá con el presidente ruso, Vladímir Putin, a quien dirigentes como el británico Boris Johnson o el propio Stoltenber­g esperan transmita un mensaje contundent­e. El presidente estadounid­ense también se entrevistó en Bruselas con los mandatario­s de las tres repúblicas bálticas y con el de Turquía. ☰

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BRENDAN SMIALOWSKI / AFP ▶▶ Joe Biden, entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan (izquierda) y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenber­g, ayer, en Bruselas.

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