Ansu Fati, 10 meses después
Tras 290 días de baja por una grave lesión de rodilla, el delantero empieza a trabajar con el grupo
Nada más pisar el campo de entrenamiento de la ciudad deportiva empezó a recibir saludos. Saludos cariñosos de todos sus compañeros, felices todos de verlo -¡al fin!- de nuevo como uno más. Y es que desde ayer Ansu Fati empezó a sentirse uno más. No completó toda la sesión de entrenamiento, pero casi 10 meses después de sufrir una grave lesión en la rodilla izquierda disfrutó de la sensación de ser un jugador de verdad, alejado de la soledad del gimnasio, huyendo del silencio de una tortuosa recuperación que le ha llevado a pasar oficialmente tres veces por el quirófano, aunque hayan sido cuatro.
Tras los cómplices saludos llegó el túnel de felicitación, un pasillo reservado tradicionalmente en el código del vestuario azulgrana para cuando se cumple años. Pero ayer Ansu Fati, un adolescente de 18 años, golpeado por dos graves lesiones en apenas seis años (primero fue una fractura de tibia y peroné jugando en el Cadete B, que le tuvo 10 meses de baja y ahora ese maldito menisco interno de la rodilla que no le ha dejado vivir en paz), estaba saboreando algo que masticó en silencio durante mucho tiempo. Demasiado.
Su lesión ⁄ no parecía tan grave. Rotura del menisco interno. Pero todo se complicó desde el inicio, debiendo estar más días de los previstos en la clínica tras la primera intervención, realizada por el doctor Ramon Cugat. Después, Ansu, la luz que había iluminado al barcelonismo en los primeros tempestuosos meses post burofax de Messi y con Luis Suárez triunfando en el Atlético, se apagó.
Ansu Fati completó ayer su primer entrenamiento con el Barça tras su lesión.
Desapareció del fútbol. Y el equipo que había encontrado un diamante (cuatro goles en las siete primeras jornadas de Liga) acusó muchísimo su ausencia. Peleó por un balón en el área con Mandi, el ahora central del Villarreal, recibió una entrada por detrás y su rodilla izquierda crujió. Ansu representaba el presente más inmediato en un equipo necesitado de nuevos faros. Pero la rodilla izquierda le envió a la sala de quirófanos.
Primero en Barcelona, luego en Oporto . De noviembre a mayo, agobiado, porque veía cómo se le esfumaba primero una Eurocopa, y asistía por la televisión a unos Juegos Olímpicos en los que también habría sido protagonista.
⁄ RECUPERACIÓN EN MADRID Él, entretanto, se recluyó en su círculo más íntimo para no claudicar, acostumbrado como está a sortear dificultades como esa fractura de
LA LESIÓN
El joven talento azulgrana se lesionó el 7 de noviembre del 2020, en una acción en el área con el ahora central del Villarreal Aïssa Mandi.
REAPARICIÓN
El técnico Ronald Koeman adelantó hace diez días que Ansu Fati podría volver después del parón: «Si todo va bien podría debutar ante el Sevilla».
tibia y peroné que puso en peligro su incipiente carrera deportiva. Entonces tenía 13 años.
Y con 17 de nuevo en el umbral de la sospecha. ¿Será capaz de superar también lo de la rodilla? Desde mayo, Ansu ha vivido más tiempo en Madrid que en Barcelona porque allí realizó la recuperación, tutelado a distancia por los servicios médicos azulgranas. Con mensajes de Koeman que ejercían de motor para no desfallecer y la compañía, también a distancia, del nuevo presidente Joan Laporta, cuyo principal objetivo es asegurar la continuidad del talento. Acaba contrato en el 2022, pero el club cree que lo puede ampliar unilateralmente hasta el 2024.
290 días después de esa rotura apareció Ansu sonriente. Abandonando ya ese peinado con rastas con el que sorprendió durante su misteriosa rehabilitación, con el recuerdo de la cariñosa ovación que le dedicó la afición en el Gamper, premiando esa calidad que exhibió en esos meses iniciales de alegría. En tiempos míseros y depresivos, la sonrisa de Ansu es una bendición para el Barça.
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