‘La maravillosa Sra. Maisel’ regresa con ingenio y rabia
Este viernes llega por fin la cuarta temporada de esta premiada serie
«No es una serie que recomendaría ver de una sola sentada; cada capítulo es denso», dicen sus creadores
Hace ya más de dos años que dejamos, televisivamente hablando, a Miriam Midge Maisel (la actriz Rachel Brosnahan) en el momento más bajo de su carrera como cómica de stand-up: después de irse de la lengua durante un set en el Apollo y elucubrar sobre la sexualidad del cantante Shy Baldwin (Leroy Mcclain), cabeza de cartel, para más señas, fue despedida de una gira por Europa en plena pista de despegue.
Este giro argumental acabó beneficiando a la creadora de la serie Amy Sherman-palladino (Las chicas Gilmore) y su fiel marido y colaborador Daniel Palladino, quienes se verían obligados por la pandemia a mantener a Maisel en Nueva York. Lo que no significa que la nueva temporada fuera a salir mucho más barata de lo habitual: además de rodar en Brooklyn, Queens, el West Village y por todo Manhattan, los Palladino convencieron a Amazon para construir nuevos decorados lo suficiente grandes para permitir el imparable caminar y parloteo de los personajes de La maravillosa Sra. Maisel.
Amazon no quiso escatimar en presupuesto porque, al fin y al cabo, hablamos de una de sus series bandera, la que convirtió a Prime Video en primera plataforma en ganar el Emmy a mejor serie de comedia en 2018. No ha sido el único: acumula un total de 19, entre ellos uno para Rachel Brosnahan por su efervescente Midge, ese ama de casa judía neoyorquina de los cincuenta que acaba metida a monologuista, y dos para Alex Borstein como su sufrida representante Susie Myerson.
TOMA Y DACA El ágil toma y daca ⁄ de esta imposible pareja, que puede traer flashbacks de las más clásicas comedias de enredo hollywoodienses, sigue siendo el mayor aliciente, incluso por delante de esos suntuosos decorados, exuberantes vestuarios y vibrantes colores. Así es: ¡colores! En este sentido, La maravillosa señora Maisel es un espécimen bastante único entre las series, digamos, de prestigio, tristemente abonadas a la escala de grises. La cuarta temporada coloreará de nuevo nuestras vidas desde hoy con el estreno de (solo) dos nuevos episodios. Los seis siguientes llegarán semanalmente de dos en dos. Así lo quiso Prime Video y a ello accedió felizmente Amy Sherman-palladino, que explicaba hace poco en Variety: «Nuestras series son densas, en ellas pasan muchas cosas. No es una serie que recomendaría ver de una sola sentada desde luego. No creo que vayas a tener la mejor experiencia viéndola así. Creo que te perderás muchas cosas».
Y tanto que pasan muchas cosas. Ya el primer episodio es una olla a presión de caos familiar y rabia profesional. Midge teme cómo pueda reaccionar su exsuegro, Moishe Maisel (Kevin Pollak), a su despido de la gira de Baldwin, que nuestra heroína usó como aval para comprar a Moishe el apartamento donde un día hizo vida con Joel (Michael Zegen).
También teme cómo pueda reaccionar su hijo Ethan cuando descubra que sus abuelos le han organizado un cumpleaños el día equivocado, o mejor dicho, el día que mejor iba a todos. «Cambiamos dos veces el cumpleaños de tu hermano pequeño», explica Abe (el gran Tony Shalhoub) a su hija Miriam. «No se dio cuenta».
Pero más que las dinámicas familiares, en esta temporada el tema central parece el salto de Midge a una nueva etapa creativa: una regida por el odio. La venganza puede ser el mejor motor creativo, entiende rápidamente. Y alimentada por esa rabia planea tomar las riendas de su carrera, dirigirse en otra dirección, empezar a hacer comedia realmente en serio: «En cada actuación diré exactamente lo que pienso», promete/amenaza a Alex. Parece poseída por el espíritu de Lenny Bruce, el mismo que un año después, en 1961, iba a ser arrestado por obscenidad en San Francisco.
Esta cuarta temporada tendrá algo de (nueva) reunión de Las chicas Gilmore: llegarán como estrellas invitadas Kelly Bishop (antigua Emily Gilmore, madre de Lorelei) y Milo Ventimiglia (antiguo Jess Mariano, el torturado interés amoroso de Rory). Harán intrigante acto de aparición, además, dos grandes como Jason Alexander (George de Seinfeld) y el cineasta John Waters, quien parece haberle cogido el gusto a la tele tras su paso por Feud, The blacklist e incluso Ley y orden: Unidad de víctimas especiales.h