El poder del lado oscuro
Nuevo reto en el Ayuntamiento: ponerse de acuerdo para poner en marcha el Centro de Exposiciones El frente de Madrid abre al PP en canal pero depara grandes noticias para el sur: tendremos un mayo festivo sin elecciones
La casa Capitular anda revuelta con la puesta en marcha del Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones de Córdoba (CEFC) -recuerden: 15.000 metros cuadrados y 6.000 ventanas que limpiar al lado del Parque Joyero-, que podría abrir sus puertas en apenas tres meses. La oposición se ha tirado a la yugular del gobierno local por la falta de planificación y se ha dividido entre los que se aferran a la crítica de que el antiguo Pabellón de Cajasur fue un regalo envenenado y ahora es un marrón ponzoñoso, y los que, llegados a este punto, y toda vez que el edificio incluso cerrado costará medio millón a la ciudad (amén de los otros 17 millones ya invertidos), han decidido tirar millas y arrimar el hombro.
PP y Cs habían apostado por la creación de una nueva empresa municipal -perdónenlos, no se habían acordado de la ley Montoro-, pero han virado hacia la gestión directa del edificio desde el propio Ayuntamiento. La idea es abrir con una estructura mínima de personal y arrendarlo a terceros. La ciudad asume los gastos (no se entiende por qué no se invita a compartir pérdidas ni siquiera a la Diputación, que hasta dio un millón para terminar la obra), hasta que la iniciativa privada se anime a entrar en el negocio. Se espera, a cambio, que el movimiento de ferias, convenciones y conciertos tenga
El alcalde de Córdoba, José María Bellido, se disfrazó anoche de Darth Vader.
una reversión significativa en la economía local (el despacho F & J Martín ha cifrado en 24 millones al año el posible retorno).
Si la base logística del Ejército va rodada y sigue los planes manu militari, el alcalde tiene tarea para no aburrirse con el CEFC de aquí al fin del mandato, en mayo del 2023. El reto, le recuerdan desde el Consejo del Movimiento Ciudadano, no es abrir por abrir ya sea el CEFC o la Normal, sino abrir dotando a los edificios de vida, contenidos y futuro. Redoble de tambor.
Andábamos despistados con Castilla y León y los cordones profilácticos a la extrema derecha,
cuando el frente de Madrid se levantó en armas con barricadas en la Puerta del Sol y Génova, abriendo, de paso, al PP en canal y salpicando de purpurina la política nacional. Con disfraces de espías de la TIA incluidos y una supuesta comisioncilla de nada, se puede decir sin tapujos: ¡Esto es Carnaval!
Mientras que Casado y Ayuso se baten en duelo en prime time, y los populares del resto de España cruzan los dedos para que la tormenta pase pronto, los andaluces sentiremos en nuestras carnes un efecto colateral positivo provocado por el ala de la mariposa de Murcia. Tendremos Feria de Córdoba (con sus casetas bien ventiladas, que ni a fritanga van a oler este año por el covid, oiga) y no tendremos que ir a votar en primavera. ¡Aleluya!, que no imaginan lo pesada que se hace una campaña electoral con albero y lo fatigosas de escribir que son las crónicas empapadas con rebujito.
Suponemos que Juanma Moreno lo tiene ya clarinete y dejará el asunto para la temporada de setas, una época quizá más óptima para la recolección del voto popular, con la venia de los señores de Madrid, que tienen que dejar de liarla parda, aunque sea solo por sus sufridores militantes.
Por cierto, que de celebrarse hoy por hoy las elecciones municipales y de ganarlas de nuevo el PSOE en la provincia de Córdoba, Rafi Crespín ya ha dicho no sé si alto, pero bien claro, quién quiere que sea el presidente de la Diputación y ahí lo ha puesto para que vaya entrenando. El elegido es el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, convertido ya de facto en el número 2 de la institución al asumir la macroárea de Presidencia, Asistencia a los Municipios y Empleo y mantener la delegación de Protección Civil y la vicepresidencia del Consorcio de Bomberos. Lo único que no hará de momento en la Diputación es darle cuerda al reloj del patio y solo porque es de sol. Qué frenesí.
Mientras en eso se entretiene el alcalde de Montilla, el de Córdoba volvió a tirar en febrero de fondo de armario (Fidela of course) y anoche regresó al Gran Teatro disfrazado no de mariachi, como hubiera querido alguno de su partido, sino de Darth Vader, el malo de Star Wars. Si el disfraz es transgresión y el trasunto de lo que quisiéramos y no podemos ser, es evidente que Bellido está cansado de ser el hombre formal y se quiere mudar al lado oscuro aunque solo sea en Carnaval. En un par de años, además, ha pasado de ser soldado imperial raso (así se personó en el teatro en 2020) a ser directamente el emperador: «Yo no soy José María Skywalker, José María está muerto. Mi nombre es Darth Vader», proclamó. Que la fuerza nos acompañe si todos se abonan al lado oscuro.
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