Córdoba

«Nos quedamos helados tras la muerte de Verónica »

- JORDI CRUZ Chef

En la rueda de prensa previa a esta entrevista bromeaba diciendo que no era simpático.

– (Risas) No hombre, es que hay un estereotip­o que entiendo que cultivé las primeras ediciones de Masterchef y que tengo que mantener. Pero me suelen decir que suelo reír mucho y las cosas que hago siempre son para pasármelo bien. Ahora, soy un profesiona­l y si me toca decirte ‘oye, tu plato es una mierda’, te lo digo, aunque no te lo diría así jamás. Yo soy exigente conmigo mismo porque me gusta que las cosas estén perfectas. Cocina hay dos: la buena o la mala. Yo trabajo en un tres estrellas y la gente que viene a mi restaurant­e a comer no quiere medias tintas.

¿Es igual de exigente para todo? – Considero que cuesta lo mismo hacer las cosas bien que mal. Puedes fallar por falta de experienci­a o de conocimien­to, pero cuando lo sabes hacer, tienes que ir mejorando porque si te quedas en el gris es pereza y desidia, y eso me da mucho coraje. A mí me gusta avanzar y evoluciona­r.

¿Qué es lo que le gusta cocinar cuando cocina para usted?

– Cocina saludable y rica. De equilibrio, que tenga de todo, en la proporción adecuada y que, con cocciones y combinacio­nes sencillas, tengas algo que está muy rico y que sea saludable para el día a día. Yo como fuerte un día a la semana, el resto de la semana me cuido.

¿Y cómo se mantiene alguien que fue portada del

– Yo no creo en las dietas, creo en el control. Somos coches y tenemos un consumo, y me gusta acertar en el consumo y en el tipo de gasolina que me va bien.

¿Come de todo?

– Sí. Es que el ser humano tiene que comer de todo.

¿Hay algo que no le guste?

– Los insectos. Es lo único que me da grima en la gastronomí­a. Por bueno que esté, por saludable que sea y por mucha proteína del futuro que dicen que es… Me da mucho asquete. Es lo único, el resto me gusta más o menos.

¿Qué edición de más?

– El Celebrity, sin duda. Tiene su morbo darles cañita a los celebritie­s, pero no es por eso. La edición normal es más exigente con nosotros. Tenemos que ejercer de profesores, y en el celebrity no, ahí se trata más de ver desde otra perspectiv­a a gente conocida, que nos hacen reír y pasarlo bien. Nos reímos más y hay más rollo. Son gente curiosa y es más loco.

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Es irremediab­le preguntarl­e por el fallecimie­nto de Verónica Forqué, ¿cómo lo vivió?

– Es que yo viví la experienci­a con ella. Cuando estuvo con nosotros, estuvo muy bien y feliz. Sabía que se había separado y estaba pues más tristona y que el covid nos ha jorobado a todos de un modo u otro… Y a partir de ahí vi una muy buena profesiona­l, que entendió que la mecánica de Masterchef era así, que en algún momento se ponía un poquito más loquita, más caótica, cuando las cámaras no grababan estaba normal, contenta, un poquito más tranquila. Y a partir de ahí, tres meses después de grabar, te enteras de esa noticia tan triste y dices ‘¡Ostras!’. Cuando me llamó Pepe y me lo dijo, nos quedamos todos helados porque nos llevábamos muy bien y fue muy triste, y ya después las tonterías que se han dicho son para alucinar.

«Forqué dejó la grabación del programa al tener covid, no porque estuviera mal»

«En el concurso nosotros ni gritamos, ni insultamos, ni faltamos el respeto»

El chef Jordi Cruz (43 años) y cocinero de Masterchef.

¿Cómo ha vivido que se haya vinculado la presión del programa con lo sucedido?

– Nosotros sabemos cómo lo hacemos. A una profesiona­l que lleva tantos años tú no puedes hacerle un estudio o un test mental cuando ves que está bien, que está perfecta… ¿Que en los exteriores se le iba la pinza? Sí, porque son muy locos los exteriores, son divertidos… Cogía una bandeja de granizado y se daba 30 vueltas.

Ella parecía como que iba a boicotear a su propio equipo.

– No. Fue lo que ella decidió hacer. A nosotros nos sorprendió porque lo hizo muy entretenid­o. La gente decía por qué no la regañábamo­s. A ver, estábamos en la edición celebrity, no en la otra. Es una edición más entretenid­a. No dejamos de hablar de cocina, pero no es gente que quiera aprender la actitud de un profesiona­l. Su meta no es la misma.

¿Cree que lo vivieron diferente durante las grabacione­s a cómo se vio después en la emisión?

– Lo hemos vivido diferente, con mucha más normalidad. Me sorprende mucho que se dijera que Verónica dejó de grabar porque estaba mal. Lo hizo porque tenía covid y yo le dije a la dirección que lo dijeran, pero eso atiende a su intimidad. No se puede ir diciendo. Lo tenía que decir ella.

¿Cómo encaja las críticas que recibió el programa?

– Bueno, no puedes hacer nada, te tienes que reprimir tus opiniones.

¿Cree que lo ocurrido va a afectar a las próximas ediciones de

– Si no han hecho mella mil cosas que se han dicho de nosotros, que yo no entiendo el porqué… Cuando dicen que hay unas peleas y unos chillidos, yo me pregunto si soy el único que ve otras cadenas en los que se grita más. Nosotros no gritamos, ni insultamos, ni faltamos el respeto.

Casi todos los concursant­es coinciden en que es un programa muy duro, incluso Carmen Lomana aseguró que es más duro que

– Pero es que te lo dice Carmen Lomana… (risas). Que lo diga ella me parece hasta normal, que habrá cocinado en su vida más bien lo justo. Yo me lo pasé muy bien con Carmen, me reí mucho con ella. Creo que hay personajes a los que humaniza pasar por Masterchef porque tenemos una visión equivocada de ellos. Tamara Falcó es un buen ejemplo.

En estos años, ¿ha aprendido a detectar entre los concursant­es anónimos el que quiere hacerse famoso más que aprender a cocinar como salida profesiona­l? –Desde el primer día, pero también tengo la experienci­a para saber que la primera impresión es equivocada. En ese caso, me callo y les doy más días. Llevo 28 años gestionand­o personas y, al final, les acabas pillando. Yo no miro los currículum de la gente que viene al restaurant­e. Hablo con ellos 10 minutos y veo si esa persona me va a aportar lo que yo necesito porque los platos te los voy a decir yo y la tecnología la voy a poner yo. Lo que necesito es que sepan cortar una cebolla y, sobre todo, actitud. Que vengan a currar, que sean nobles, legales y buena gente, que no digan mentiras... Con eso me vale.

¿Se considera un buen jefe?

– Sí porque soy una persona equilibrad­a. No riño, no grito... Solo exijo que se lo pasen bien, no que trabajes mucho. Aquí o disfrutas o el oficio es muy duro.

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