Córdoba

EL EQUILIBRIO DEL PLANETA DEPENDE DE NUEVE ÁMBITOS QUE NO PUEDEN SOBREPASAR­SE EN NINGUNO DE LOS CASOS, PERO YA SE HAN SUPERADO CUATRO. SOLO TRES SIGUEN EN ZONA SEGURA

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Un grupo internacio­nal de científico­s liderados por el sueco Johan Rockström, del Centro de Resilienci­a de Estocolmo, definió en el año 2009, a través de un famoso estudio, los nueve límites (más bien, parámetros interdepen­dientes) de los que depende la estabilida­d del planeta.

La Tierra es un conjunto de piezas encadenada­s, es decir, un sistema, y cualquier cosa que suceda a una de estas piezas termina repercutie­ndo en todas las demás,

Baobabs en Madagascar; la biodiversi­dad mundial está en peligro.

tarde o temprano. Por ello, Rockström identificó primero cuáles son los grandes conjuntos de piezas de los que depende el planeta y después analizó el estado de conservaci­ón y equilibrio en que se hallan.

Mientras no se crucen estas fronteras, la humanidad seguirá prosperand­o a lo largo de generacion­es. Sin embargo, en el caso de traspasar solo una de ellas, se pueden generar cambios ambientale­s de tipo irreversib­le y global en el planeta.

Y, sin embargo, la humanidad ya ha cruzado no uno, sino cuatro de estos límites. Solo tres continúan dentro de la zona segura y otros dos no se sabe aún muy bien en qué estado están. El panorama, por tanto, es de una verdadera emergencia.

Es, como todo el mundo sabe, uno de los cuatro límites que ya se han sobrepasad­o debido al cambio climático provocado por el hombre por la emisión masiva de gases contaminan­tes a la atmósfera desde la Revolución Industrial.

Desde ese periodo de la historia reciente, la temperatur­a media en el planeta ha aumentado 1,1º C, lo que ha desencaden­ado una mayor frecuencia de fenómenos meteorológ­icos extremos (olas de calor, inundacion­es, sequías, etc.).

Aunque el Acuerdo de París fijó medidas concretas para evitar superar los 1,5º C en el 2100, la NASA ya considera muy probable que ese tope máximo se alcance incluso en el 2030 y no descarta que se puedan rabasar los 4º C para final de siglo.

Eso tendría consecuenc­ias fatales: millones de personas en todo el planeta se verían obligados a trasladars­e a otros países y muchas de ellas morirían por falta de alimento y agua, así como otras consecuenc­ias derivadas de ese calentamie­nto a nivel global.

El hombre está causando la desaparici­ón de especies a un ritmo tal que los científico­s ya han identifica­do el momento actual como la sexta extinción global, después de las cinco anteriores ocurridas en los 4.500 millones de años que tiene el planeta. De los ocho millones de especies animales y vegetales que se calcula que habitan la Tierra, un millón está en peligro de extinción.

No se trata solo de una amenaza para un rico y variado patrimonio biológico o estético. Al desaparece­r todos estos elementos de la biodiversi­dad, el conjunto del sistema natural dentro del cual funciona el hombre, se verá alterado.

La situación de este límite o frontera es tan preocupant­e que su progresión supera con mucho a la del cambio climático. De hecho, si el calentamie­nto global está en «zona de riesgo creciente», la desaparici­ón de biodiversi­dad está ya en «zona de riesgo

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