La industria española se la juega con el coche eléctrico
El volumen de estos coches en España apenas alcanza el 3,6%
Solo hay 16.565 puntos públicos de recarga de los 45.000 previstos
Es una pescadilla que se muerde la cola. Pero, ahora más que nunca, España se encuentra con la mayor disyuntiva de su historia industrial: apostar o no por el coche eléctrico. El presidente de la patronal del sector (Anfac) y de Seat, Wayne Griffiths, siempre ha dicho que para poder fabricar coches eléctricos en España lo lógico sería primero crear la demanda y tener un mercado. Pero no hay ventas porque no hay infraestructura, y los responsables de crearlas argumentan que si no hay coches para qué invertir en puntos de recarga. Lo dicho, pescadilla.
A nadie le falta razón. Tras el último esprint de este año 2022, el volumen de vehículos 100% eléctricos en nuestro país apenas alcanza el 3,6%, según datos de ACEA, la asociación de fabricantes europeos, una cifra pírrica si avistamos los objetivos de emisiones programada para 2035 con el final de la venta de vehículos de combustión. ¿Falta mucho? No crean, no tanto. En 12 años hay que dar un vuelco completo a la situación. Hay otro tema más importante: la industria.
⁄
SECTOR PUNTERO España siempre ha sido potente en el sector a nivel europeo, ocupando durante muchos años el segundo puesto productivo. Tal es así que incluso algunas marcas francesas fabricaban más coches en nuestro país que en Francia. La flexibilidad y la calidad de las factorías españolas siempre ha sido un referente, pero con la llegada del coche eléctrico y la presunta extinción de los vehículos de combustión puede acabar provocando el colapso industrial del automóvil en España.
Actualmente se producen 1,8 millones de vehículos (el objetivo es de dos millones anuales). Pero esa cifra solo contiene 97.351 modelos 100% eléctricos, y si rizamos el rizo solo 70.722, el 4,9% del total, son turismos.
Estos porcentajes indican que, teniendo en cuenta la prohibición de vender modelos de combustión en 2035, los fabricantes españoles deben apretar el acelerador para atraer inversiones de las matrices que aseguren nuevas plataformas eléctricas.
⁄
EL PERTE En estos momentos solo se producen coches eléctricos –o se producirán en los próximos tres años– en Martorell (Seat/cupra), Navarra (Volkswagen), Figueruelas (Peugeot, Lancia y Opel), Vitoria (Mercedes-benz furgonetas y Valencia (Ford). Renault ha apostado por centralizar la hibridación en España (Valladolid y Palencia). Aún así, la cifra de vehículos que se podrán producir será más baja que esos 1,8 millones actuales y es necesario obtener nuevas plataformas. El PERTE debía ayudar a ese objetivo, pero su rocambolesca y lenta adjudicación no asegura que eso se vaya a producir, al menos a corto plazo.
Y todo ello mientras seguimos estando a la cola de Europa en cuanto a la instalación de puntos de recarga. Para 2022 se había hecho una previsión de 45.000 puntos funcionales (en 2030 debe haber 340.000), y cerraremos el año con apenas 17.000 instalaciones, según datos del Barómetro de la Electromovilidad en España de ANFAC. Y lo que es más preocupante, el 83% de ellos tendrá una potencia de recarga por debajo de 22 kilowatios, lo que implica más tiempo en la operación de repostar. El precio del vehículo (sobre todo de la batería) juega el otro punto en contra para el usuario.
Difícil solución para salvaguardar una industria que representa el 10% del PIB. Desde ANFAC se han presentado siete enmiendas (con los partidos políticos) a los presupuestos del Estado para desbloquear la situación. Solo ha prosperado una. España se debate ante su última oportunidad para pillar el tren del coche eléctrico.