Mayores que viven en soledad
Entidades como Cruz Roja y el Teléfono de la Esperanza tienen programas cuyo principal objetivo es atender a personas mayores a las que se les procura compañía y ayuda en las actividades del día a día
Juan Mª Luna se ha dedicado durante más de 40 años a la hostelería pero ahora está, tal y como explica, «felizmente jubilado». Esta nueva situación le permite disponer de algo que nunca antes tenía, tiempo. Un preciado bien que él ha decidido emplear para ayudar a los demás. Este voluntario de Cruz Roja lleva dos años y medio participando en tres programas, uno de ellos enfocado a mayores. Asegura que es increíble el número de personas que hay viviendo completamente solas, «sobre todo abuelitas de 85 años con unas pagas muy pequeñas con las que van tirando», comparte. Su labor se centra en acompañarlas a realizar labores cotidianas sencillas para la mayoría pero engorrosas para ellos como ir al centro de salud o a la oficina bancaria, por ejemplo. «En el trayecto de sus casas al destino me van contando su vida, no paran de charlar porque están muy solas», afirma Juan María, quien sin pretenderlo, a su labor de voluntario suma la de un terapeuta que sabe escuchar. Por esa compañía y «esos ratillos», estos mayores se muestran sumamente agradecidos. «Yo firmé con Cruz Roja dos horas a la semana para estas cuestiones y echo casi ese tiempo todos los días, a veces cojo el teléfono y paso un buen rato escuchándolas, para mí no es un trabajo ni un esfuerzo, me hace sentir bien», admite.
Otro voluntario de este programa, Antonio Mangas, ratifica ese estado de soledad que viven estas personas a las que atiende la institución humanitaria. De entrada, Antonio reconoce que la labor que desempeña con ellas es «muy satisfactoria» porque «recibes más que das». Para este voluntario, es admirable la manera en que estos usuarios los reciben, «siempre con amabi
lidad y buena cara, son muy agradecidos». Actualmente Antonio se encuentra sin empleo y, como afirma, el tiempo que le deja «la casa y la familia» lo dedica a participar en el programa de Cruz Roja. «Yo realizo dos funciones, una es la de acompañamiento, a lo que necesiten, estoy dos mañanas a la semana, y el resto de días participo en otro programa que también tiene apartado de mayores que se llama Soledad, ahí acompaño a un abuelo, entramos, salimos, conversamos, etc.». En ambos casos se trata de personas que viven solas. «Te sientes muy bien cuando los ves a ellos un poquito más animados», concluye.
Prevención de la Soledad es el nombre del programa con el que el Teléfono de la Esperanza aborda esta cuestión del acompañamiento a aquellas personas que así lo requieren, en concreto a un total de 32. La delegada de esta oenegé en Córdoba, Josefina Santos, explica que, por estadística, la soledad va creciendo con la edad. Junto al envejecimiento progresivo de la población, «nos encontramos ante un problema social y de salud pública de gran magnitud» recalca. A través de un formulario que ha de cumplimentar la persona interesada, se le asigna un voluntario de la asociación que, semanalmente, se pone en contacto con el demandante a través de una llamada telefónica. Según Santos, se trata de una forma de acompañamiento «muy bonita y gratificante para nosotros» ya que las personas que participan en este programa «se sienten solas, que no es lo mismo que estar solo». En esta relación, el participante conoce el nombre de esa voz que está al otro lado del teléfono de tal manera que se establece una relación de cercanía entre ambas partes. A la espera de establecerse en una nueva sede en el barrio de Electromecánicas, adelanta Esperanza Santos que «cuando estemos allí podremos ofrecer otros servicios presenciales como un café con los mayores». A la espera de que llegue ese momento, que prevé que sea para febrero de 2023, trabajan con centros cívicos en talleres «en los que los mayores nos hablan de sus emociones, se trata al final de que interactúen con nosotros y no quedarnos solo en esa llamada semanal», aclara.
Prevención de la Soledad lo pusieron en marcha a raíz de la pandemia «porque detectamos una necesidad creciente de acompañamiento». También tienen un convenio con la delegación de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba en el que se ofrece ayuda a domicilio. A esta rueda de ayuda a mayores suman otra actividad que realizan a través de la biblioteca del Centro Cívico de Poniente en la que llevan libros a los lectores mayores que se encuentran impedidos sin poder salir de sus viviendas .
A fecha actual, y solo en la capital, el servicio de teleasistencia de la delegación de Asuntos Sociales de la Junta atiende a un total de 14.023 usuarios.
Los voluntarios que trabajan con estas personas aseguran recibir de ellas más de lo que ellos les dan con su ayuda
En una sociedad con mayoría de población envejecida, la soledad se vuelve un problema estructural al alza