En morado, malva y violeta
La mujer ya supone la mitad de las altas y los cortejos de las hermandades En ☰ cargos aún se está lejos de la paridad, pero muy por encima de otras ciudades
Morado, violeta, púrpura, lila, malva... Nombres de colores que se suelen confundir aunque, curiosa y paradójicamente, exista casi un acuerdo universal desde hace siglos y en culturas muy distintas de que estos tonos simbolizan lo espiritual, lo sagrado, la realeza, lo religioso... y lo femenino. Y pocas veces habrá más matices de colores y argumentos que cuando se habla del papel de la mujer en el mundo cofrade, donde sin ser un entorno igualitario con los cánones del feminismo actual, como tampoco lo es el ámbito de la Iglesia Católica en el que se enmarca, también es cierto que la mujer ha sido un pilar, hoy gana terreno incluso a mayor velocidad que en otros círculos como el empresarial y que, sobre todo, cada vez tiene más protagonismo como reflejo de la evolución de la propia sociedad.
«Yo nunca me he sentido relegada en las cofradías por ser mujer», manifestaba ayer Olga Caballero, presidenta de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba. Incluso, puede decirse que el mundo cofrade cordobés va en ese aspecto muy por delante de otras ciudades. Y no solo por casos más o menos puntuales pero que llegaron a ser conocidos en toda España, como el de la cuadrilla de costaleras de la Encarnación, que por cierto el próximo año cumplirán cuatro décadas desde que sacaron por primera vez a su Virgen en la hermandad del Amor.
De hecho, y aún sin cifras exactas, las estimaciones hablan de que las hermanas inscritas en cofradías y participantes en los distintos desfiles procesionales de Semana Santa de Córdoba ya suponen la mitad del total y en algunas corporaciones superan con mucho a los hermanos varones.
Hablando de cargos
Otra cosa es la presencia de la mujer en las juntas de gobierno, que en Córdoba, estima Olga Caballero
«está entre el 25 y el 30% de media». En todo caso muy por encima, por ejemplo, de ese 20% de Sevilla que ha sido recientemente noticia. Menos representadas están las mujeres en el más alto puesto de responsabilidad de una cofradía. Actualmente solo Pilar Torrecilla y Rocío Arranz son hermanas mayores de la Piedad y el Amor, respectivamente, que no deja de ser un 5% de las entidades miembros de la Agrupación de Cofradías y un porcentaje tan bajo como impensable hace unas décadas. De hecho, en los últimos años, además de las dos cofradías citadas, han tenido hermanas mayores el Socorro, el Carmen de San Cayetano, la Esperanza, el Perdón, la Vera Cruz y Pasión.
Y todo ello sin olvidar un papel que ya tenía la mujer en la tradición más ortodoxa de las cofradías como camareras, penitentes de mantilla... Incluso en la propia iconografía cofrade, y más allá del papel central de la Virgen María, puede decirse que la Semana Santa de Córdoba es especialmente rica en imágenes de figuras femeninas del Evangelio. La Verónica, María Magdalena...
En todo caso, el camino aún será largo para, como escribió San Pablo a aquella comunidad de galos asentados en el centro de la actual Turquía, que no haya «judío ni gentil, esclavo o libre, hombre o mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús» (Gálatas 3:28).
han tenido en los últimos años a hermanas mayores al frente