‘La Chiquita Piconera’ llega al Thyssen
La obra más emblemática del autor se podrá contemplar hasta el 28 de julio en la sala 45, junto a obras de Pablo Picasso, Max Beckmann, Otto Dix, George Grosz o Balthus n La pintura del artista cordobés también tiene vínculos con el surrealismo y Salvador
La Chiquita Piconera de Julio Romero de Torres se exhibe desde este lunes en el Museo Nacional Thyssen-bornemisza de Madrid y se podrá contemplar en la sala 45, en el espacio dedicado a los realismos de entreguerras, hasta el próximo 28 de julio. La exposición en la capital española de esta obra clave de la producción pictórica del artista cordobés forma parte de la programación organizada por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento del pintor. La idea del Consistorio es revisar la obra de Julio Romero desde un punto de vista contemporáneo. La Chiquita Piconera, que fue pintada entre 1929 y 1930, compartirá espacio con obras de Pablo Picasso, Max Beckmann, Otto Dix, George Grosz o Balthus, entre otros.
El alcalde de Córdoba, José María Bellido, y la teniente de alcalde de Cultura, Isabel Albás, acudieron al acto de bienvenida de la obra invitada, cuya presentación contó también con la asistencia del director artístico del museo, Guillermo Solana, que destacó «el privilegio que supone para el museo disfrutar de esta obra».
El creador de iconos
Según Solana, que dio las gracias a Córdoba por el préstamo, Julio Romero de Torres «se ha caracterizado por ser el pintor más popular del siglo XX en España» y por haber creado algunos de los iconos más arraigados en nuestra historia: «Todo el mundo recuerda las coplas de la posguerra, la chiquita piconera y la morena de mi copla o los billetes de cien pesetas», comentó, «si Andy Warhol hubiera sido español, le hubiera dedicado una serie a Julio Romero de Torres, algo que también le ha trajo consecuencias negativas porque durante años se le redujo a folclore y ha costado mucho tiempo recuperar su categoría de gran artista rescatándolo de esa inmensa popularidad, que es una bendición mezclada con muchísimos inconvenientes».
La exposición de La Chiquita Piconera supone «una ocasión para recuperar a Romero de Torres en el contexto de la historia del arte», destacó, «como un pintor de talla, serio, independiente y más allá de su inmensa popularidad y capacidad para crear iconos, algo que solo pueden hacer los genios». Tras reconocer el trabajo realizado por el museo, aludió a la exposición realizada en 1993 por la
Fundación Mapfre, «que le dedicó una magnífica monográfica comisariada por el profesor Calvo Serraller, en la que se evidenció la evolución de Romero de Torres, mostrando la amplia gama de matices de una producción que pasa del iluminismo al simbolismo, al que debe gran parte de lo que permanece en su obra, ese leonardismo de Romero de Torres», subrayó.
«La Gioconda seria»
En su opinión, «el mito de la Gioconda tiene mucho que ver con La Chiquita Piconera, que es una Gioconda sin sonrisa, una Gioconda seria en la que Romero de Torres recupera ese erotismo turbado, cargado de drama y de tragedia, que tiene que ver con el simbolismo europeo». Pero hay otro momento muy importante en los años 20 y 30 del siglo XX, continuó, un periodo en el que el museo Thyssen ha ubicado el cuadro, «ese algo inquietante, melancólico y realista que caracteriza la evolución madura y tardía de Romero de Torres». Para el director artístico del museo, «hay que situar a Julio Romero en sus antecedentes simbolistas y en la pintura europea contemporánea del pintor». Para concluir, Solana añadió que «también hay relaciones aún no lo bastante exploradas con la pintura y la creación surrealista, con Buñuel y con Dalí». Así, indicó que quien ha investigado más esta relación ha sido el profesor Jaime Brihuega, que comisarió una gran exposición del autor que contribuyó a colocar a Romero de Torres en el contexto internacional, vislumbrando nuevas formas de interpretar y leer a Romero de Torres. «En la retrospectiva dedicada a Dalí de dentro de dos años, tendrá un papel importante Romero de Torres, que dialogará con una obra concreta de Salvador Dalí, porque hay en él también algo de esa tendencia inquietante, provocadora de la pintura surrealista».
Evelio Acevedo, director gerente de la Fundación Colección Thyssen-bornemisza, comentó que la obra de Romero de Torres, considerado también un pintor de denuncia social, se situará en la sala 45 del museo en un intento de reivindicar la obra del pintor extrayéndolo del ámbito más local para contraponerlo a pintores europeos y americanos. La inauguración de la exposición tuvo lugar por la tarde con un recital de Javier Riba, que utilizó la guitarra original de Julio Romero de Torres.
El alcalde de Córdoba, José María Bellido, expuso que es la primera vez que La Chiquita Piconera viaja de Córdoba a Madrid para dialogar con otros pintores de su tiempo. Asimismo, comentó que «para Córdoba, tiene una significación especial que uno de los lienzos más emblemáticos de Julio Romero, considerado su testamento artístico porque fue una de sus últimas pinturas, protagonice el inicio de los actos del 150 aniversario del nacimiento del pintor». La Chiquita Piconera está considera, ha recordado, está considerada un resumen de toda la trayectoria del pintor y «transmite el mensaje de lo que Romero de Torres entendía que era la pintura, su concepción de la vida, en un retrato lleno de madurez, hondura y misterio». Por eso, recalcó, «no es casual que una obra en la que se encuentran todos los elementos fundamentales de la pintura de Julio Romero sea el punto de partida de los actos de este 150 aniversario, en nuestro objetivo de ofrecer una visión renovada del pintor, alejada de los clichés y que evidencie los rasgos de modernidad que lo situaron como un pintor de referencia a principios del siglo XX, ya que si lo local fue una inspiración constante, su mundo es más hondo y más extenso».