Córdoba

«Antes era más cotilla. Ahora me importa bastante poco la vida de los demás»

Presentand­o ‘Historias’, rodando con Amenábar, cansado pero feliz, introspect­ivo a golpe de psicólogo, se sorprende de que aún se le encasille en la comedia, cuando el drama forma parte de su cine y teatro desde hace tiempo.

- KARMENTXU MARÍN Madrid

— su película recién estrenada, recorre las etapas de la vida: amor, desamor, miedo, felicidad, decepcione­s. ¿En qué etapa se encuentra ahora?

Historias, — Pues estoy más en la parte adulta.

— Bueno, ya es hora, con 57 añitos.

— Me identifico más que con decepcione­s, que todos las tenemos, y son un aprendizaj­e, con el hecho de que estoy en el mejor momento de mi vida, y no volvería atrás ni para tomar impulso. En estas edades te planteas si lo has hecho bien, qué cosas mejorarías, qué cosas te han decepciona­do. Llego a esta etapa de mi vida con mucha terapia y con mucho autoconoci­miento, aunque creo que me moriré sin terminar de conocerme bien.

— Una pasta en psicólogos.

— Sí, la verdad es que sí. Es la única forma de hacer terapia, porque en la sanidad pública tardan en darte cita. A lo mejor te la dan para cada dos meses.

— Estaba hasta la boina de hacer comedia, y de hecho en teatro ha hecho de Chéjov a Ionesco, y en cine papeles dramáticos. ¿Historias sigue en esta nueva línea?

— Los últimos proyectos que he hecho son más drama. Pero es curioso que cada vez que hago un drama los titulares son: Fernando Tejero se pasa al drama. La prensa no se molesta en mirar tu currículum. He hecho casi cincuenta películas. Cierto que, en proporción, más comedia que drama.

— Es que Aquí no hay quien viva marcó no sé si a fuego.

le

— Desgraciad­amente, el poder mediático que tiene la televisión no lo tiene ni el cine ni el teatro. Y he tenido la suerte o la no suerte que los dos personajes que he hecho en la tele han tenido una repercusió­n brutal, y entiendo que se me identifiqu­e.

— Además, siempre ha dicho que era bastante cotilla, con lo cual el arquetipo del portero...

— Jaja. Yo estoy encantado de haber hecho Aquí no hay quien viva. Pero antes era mucho más cotilla. Ahora me importa bastante poco la vida de los demás. Se pierde mucho tiempo cotilleand­o en ella, cuando ya es un

trabajo mirarte a ti mismo, el autoconoci­miento.

— ¿Cuando se mira adentro qué Fernando se ha encontrado?

— Pues un Fernando lleno de traumas, por la infancia que tuve, y lleno de miedo, de insegurida­d, con cero autoestima. En fin. Me he encontrado con una persona bastante tocada.

— Le habrá dado subidón participar en El cautivo, próxima película de Amenábar, sobre una parte de la vida de Cervantes.

— Sí. Por tener la autoestima por

los suelos. Si a uno se le sube todo lo que me ha pasado a mí a la cabeza eso no te deja crear, evoluciona­r. Te estancas. Uno tiene que ser muy exigente con uno mismo. Si te crees que eres el mejor, te quedas bloqueado. Yo todavía me sorprendo cuando me llama Alejandro Amenábar para un prota y no me ha hecho ni prueba, y ha escrito el personaje para mí.

— Ya le veo esa tonsura de frailecill­o que pasea. ¿Se ve de dominico del siglo XVI?

— Sí. Amenábar es un genio. Y me dijo: ningún actor puede hacer este personaje como tú. A mí, que tengo la autoestima por los suelos. Es un personaje que tiene mucho que ver con mi vida. Es malo por todo lo que ha sufrido en la vida. Si te han maltratado de pequeño y eso no lo intentas sanar, repites patrón.

— Alabar, bendecir y predicar, reza el lema de la orden dominicana. ¿Qué se le da mejor?

— Dudo entre alabar y predicar. Yo no estoy capacitado para bendecir a nadie. Me gusta predicar, porque me gusta luchar por mis derechos y denunciar lo que me parece injusto. Respeto cualquier ideología, pero lo que no permito es que repercuta en mis derechos como persona y en los derechos de los animales. Y me encanta alabar el talento y las cosas bonitas que tiene la gente.

— Cuando era pescadero se codeaba con merluzos y percebes. ¿Actualment­e hay mucho merluzo?

— Mucho, sí, desgraciad­amente. Vamos de progresist­as y de adelantado­s y yo noto una regresión brutal de un tiempo a esta parte. Estamos deshumaniz­ados por completo, con una agresivida­d en la calle... Hay una falta de amor, que es el motor del mundo... Parece brutal que siga habiendo cosas horrorosas como homofobia o racismo en el siglo en que estamos.

— ¿Considera que ya tiene todo el pescado vendido?

— No, qué va. Me queda mucho pescado por vender todavía.

— De pequeño, sentaba a las vecinas en el portal y bailaba y cantaba. Dos de ellas se hicieron monjas de clausura. ¿Tan grande fue el shock al verle?

— Jajaja. No fue por eso. Me metí en un grupo de teatro en la orden de la Inmaculada, porque tenían un taller de teatro. Estas monjas convencier­on a dos amigas mías para que profesaran. También intentaron hacerme fraile a mí, pero yo, encierros, los justos.

— Un hermano de Podemos y otro de Vox. ¿Con cuál jugaba más de niño?

— Con el de Vox. Y curiosamen­te, a día de hoy es uno de los hermanos con los que mejor me llevo. No podemos hablar de política, porque a mí tanto la ultraderec­ha como la ultraizqui­erda, los extremismo­s, no me gustan. Me interesa lo que pasa en mi país, pero no me interesa mucho la política. Y hay un momento político tan desagradab­le, tan degradante...

— «Me cago en todos los ministros de Hacienda que ha habido». ¡Qué carácter!

— Yo sé que hay que pagar impuestos, y más cuando ganas dinero. Pero es que en este país yo hago una película para mí y otra para Hacienda. Y luego hago la declaració­n anual. Y estos señores no cuentan con que un actor puede trabajar mucho este año, pero nada al año siguiente. Y de qué vivo. En Francia a los actores se les trata muchísimo mejor en ese sentido.

 ?? Alba Vigaray ?? El actor cordobés Fernando Tejero, en Madrid.
Alba Vigaray El actor cordobés Fernando Tejero, en Madrid.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain