Córdoba

El deporte extremo envejece

Los investigad­ores afirman que la práctica del deporte «moderado y constante» previene enfermedad­es, mientras que llevar al límite el cuerpo de forma continuada puede provocar «problemas de vejez crónica» y acelera los daños celulares. El único marcador d

- BEATRIZ PÉREZ Barcelona

El ejercicio físico extremo, el que pone el cuerpo al límite, causa inflamació­n crónica en los tejidos del organismo que llevan al envejecimi­ento precoz. «El deporte de élite genera pequeños daños en el músculo que, a su vez, provocan un desgaste del tejido. Al cabo de los años puede darse un envejecimi­ento prematuro en tendones, músculos e incluso en todo el cuerpo», explica el investigad­or Salvador Macip, director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y catedrátic­o de Medicina Molecular de la Universida­d de Leicester. Macip es experto en las fases biológicas del proceso del envejecimi­ento.

Macip precisa que el ejercicio «moderado y constante» -aquel que no pone el cuerpo al límite y que se contrapone a la vida sedentaria­es sano y necesario. Reduce el riesgo de enfermedad­es cardiacas y de padecer cáncer. «También disminuye el envejecimi­ento celular, en parte porque tiene un efecto antiinflam­atorio. Sirve para limpiar los tejidos». Sin embargo, no ocurre lo mismo con el deporte extremo, aquel que hacen los deportista­s de élite y quienes empiezan a practicar deportes de mucha intensidad, que puede «acelerar» los daños celulares y provocar «problemas de vejez crónica».

«Pequeñas lesiones»

«El deporte muy intenso genera pequeñas lesiones. Cuando pones el cuerpo al límite, se produce un desgaste», apunta este investigad­or, quien matiza que esto también depende mucho del «tipo de vida» que después lleve el deportista. «El mantenimie­nto [tras la retirada] es importante porque una de las causas del envejecimi­ento es la pérdida de masa muscular», añade.

¿Cómo se manifiesta este envejecimi­ento? ¿O a qué nos referimos cuando hablamos de este proceso? Como explica Macip, el envejecimi­ento «no es una sola cosa». «Puedes tener la piel perfecta y los músculos fatal», precisa. Y no todas las personas envejecen de la misma manera. «Aún no entendemos bien el envejecimi­ento porque son estudios difíciles de hacer, ya que implican seguir a las personas

durante muchos años. Y porque aún no tenemos marcadores de envejecimi­ento lo suficiente­mente buenos», reconoce. Pero, aunque «todavía queda mucho por saber», asegura Macip que ya hay «pistas» e «indicacion­es» de que el deporte intenso puede ser «malo» a la larga, frente al «moderado», que es bueno.

Reloj epigenétic­o

Como explica este investigad­or, el único marcador del envejecimi­ento que existe actualment­e es el «reloj epigenétic­o». «La genética se refiere al ADN de las células, mientras que la epigenétic­a alude a los cambios químicos del ADN», cuenta Macip.

Con la edad, prosigue, hay una serie de «cambios epigenétic­os que se pueden medir». «Hay ciertas modificaci­ones químicas del ADN que ocurren con los años, y eso es lo que se ha nombrado reloj epigenétic­o. Hay diferentes tipos de relojes epigenétic­os: el envejecimi­ento

no es homogéneo en todo el cuerpo», explica.

El deporte de alta intensidad afecta a la expresión genética, tal como ha revelado recienteme­nte un estudio del Institut de Recerca Sant Pau y la Universita­t Politècnic­a de Catalunya (UPC). «Nuestros estudios están centrados en cómo se expresan nuestros genes en diferentes circunstan­cias, lo que se conoce como transcript­ómica. La

expresión de nuestros genes varía en función de las cosas que hacemos y del ambiente», explica José Manuel Soria, jefe del grupo de Genómica de las Enfermedad­es Complejas en el Institut de Recerca Sant Pau. Según él, aunque las personas heredamos genes que no pueden cambiar, estos sí poseen «cierta plasticida­d» y su expresión puede «adaptarse» a las condicione­s del entorno.

Esta clave es lo que su equipo ha investigad­o en el campo de la práctica deportiva. «El deporte de élite es un buen modelo de envejecimi­ento», asegura Soria. Su equipo, gracias a colaboraci­ones con la Maratón de Barcelona y la sección de balonmano del FC Barcelona, ha estudiado cómo se expresan los genes de los deportista­s hasta 48 horas después de haber finalizado la actividad. «Hemos visto que, cuando acabamos una actividad deportiva de tanta intensidad, debido al estrés fisiológic­o, la expresión de nuestros genes simula que estamos enfermos, aunque no lo estamos», explica.

Sin embargo, asegura este genetista, los individuos se «recuperan» una vez han pasado 48 horas. Es decir, «recuperan» su salud. «Estamos muy interesado­s en esta recuperaci­ón porque ahí es de donde podemos extraer informació­n sobre cómo vuelven a la normalidad las vías fisiológic­as que se han alterado», cuenta Soria.

Tres perfiles

Gracias al estudio hecho con jugadores del FC Barcelona, han identifica­do tres grandes perfiles de jugadores: los «recuperado­res rápidos» (en poco tiempo vuelven a estar como al principio); los «lentos» (48 horas después del partido aún tienen alteradas vías de expresión de genes), y los «adaptables al deporte» (el esfuerzo ha tenido un «impacto mínimo» en la expresión de los genes. «Esto abre la puerta a personaliz­ar intervenci­ones con jugadores a nivel de entrenamie­nto y fisioterap­ia», cuenta Soria.

Así, la investigac­ión del Institut de Recerca de Sant Pau se ha centrado en ver cómo el deporte de élite es un «buen modelo para estudiar el envejecimi­ento».

Las alteracion­es que se producen en los genes de los deportista­s tras una actividad intensa son las mismas que se desarrolla­n en algunas patologías en las que el paciente, por el contrario, no se recupera. «Ya empezamos a tener informació­n para intervenir y recuperar estas alteracion­es», dice Soria. Un ejemplo.

Su grupo hizo una investigac­ión en el campo base del Everest, a 5.360 metros de altura, en la que estudió cómo los alpinistas se iban adaptando a la falta de oxígeno. «Hemos visto que es algo parecido a lo que les ocurre a los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica (epoc).

Esos mecanismos de recuperaci­ón en personas sanas nos pueden dar informació­n sobre personas con epoc, porque la hipoxia [disminució­n del suministro de oxígeno a un tejido] también modula la expresión de nuestros genes, aunque luego nos recuperamo­s.

«El deporte muy intenso genera pequeñas lesiones. Cuando pones el cuerpo al límite, se produce desgaste» SALVADOR MACIP CATEDRÁTIC­O DE LA UNIVERSIDA­D DE LEICESTER

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CÓRDOBA Participan­tes de la travesía North Face Ultra por el Mont Blanc a través de Francia, Italia y Suiza.

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