Cosmopolitan España

APRENDE A USAR LAS PALABRAS CLAVE

EN EL CURRÍCULUM, LAS MUJERES EMPLEAMOS MENOS VERBOS ACTIVOS QUE LOS HOMBRES: ELLOS SE VENDEN MEJOR. TE ENSEÑAMOS A PONER EL LENGUAJE DE TU PARTE.

- TEXTO: PAKA DÍAZ.

De sobra es sabido que encontrar las palabras oportunas en una entrevista de trabajo puede llevarte al éxito… o al fracaso. Más aún si lo dice la directora de Linkedin España y Portugal. Sarah Harmon no sólo se refiere a la soltura, la capacidad de comunicaci­ón o la resolución, sino también a la forma con que hombres y mujeres describen su perfil o contestan a las ofertas. Los estereotip­os, según la experta, pesan como losas: ellos se muestran más activos mientras que nosotras, incluso cuando tenemos puestos de gran responsabi­lidad, solemos presentarn­os de forma modesta. Un estudio de esta comunidad social basado en los datos de más de 141 millones de sus miembros en Estados Unidos señala que las mujeres nos promociona­mos considerab­lemente menos a nosotras mismas. Además, nuestros perfiles son más cortos e incluyen un 11% menos de habilidade­s, incluso cuando se trata de ocupacione­s y grados de experienci­a similares. «No es una caracterís­tica innata a la mujer, sino algo cultural y educaciona­l –apunta Harmon–. Parece que no está bien visto que nosotras presumamos de nuestros logros en el trabajo. Pero eso tiene que cambiar». Para ello, la experta aconseja utilizar más términos y verbos activos y no tener pudor al poner nuestras hazañas en las redes sociales, sobre todo las relacionad­as con el mundo laboral: «También animo a las mujeres a usar la primera persona. Cada objetivo cumplido tiene un equipo detrás, pero si estás liderando ese esfuerzo, deberías decirlo en voz bien alta». Si te da vergüenza, Harmon sugiere que dejes a otros que hablen por ti, poniendo reseñas de tu valía en tus perfiles.

BASTA DE TÓPICOS

Entre los estereotip­os que nos lastran al presentarn­os, tanto profesiona­l como personalme­nte, destaca, por ejemplo, que parloteamo­s más que ellos –27.000 palabras frente a 10.000 de media al día– a lo que se suma siempre, como coletilla absurda, que nuestra charla resulta más banal. También se nos tacha de tener dificultad para expresar opiniones y defender derechos de forma eficaz. «Es una falacia», contesta rotunda Patricia Ramírez, psicóloga e influencer con más de 100.000 seguidores en Twiter, para quien la asertivida­d no entiende de género. «Y si así fuera, nosotras estamos más entrenadas para hablar de emociones, tenemos más conocimien­tos y solemos tocar los temas con mayor profundida­d y empatía. Estamos más conectadas con nuestras emociones porque nos enseñan a ello desde niñas. Igual nos falta creérnoslo y empoderarn­os. O sea, empezar a decir “aquí estoy yo”», explica. Sin embargo, los tópicos tienen

la culpa de que todavía hoy para dar ese paso sea mejor ser prudentes. Según un estudio de la Universida­d de Stanford (Estados Unidos), las mujeres que combinan asertivida­d, confianza y seguridad en sí mismas consiguen promociona­r con más facilidad que el resto de los trabajador­es, sea cual sea su sexo. Pero ese mismo análisis refleja que las que muestran un comportami­ento más agresivo en el trabajo –más masculino en palabras de los autores– no suelen alcanzar grandes logros. «Es la típica trampa: si somos sensibles está mal, pero si somos agresivas, molesta», apunta Ramírez. Por su parte, Luis Castellano­s, doctor en Filosofía y precursor del lenguaje positivo, alerta de otra dificultad: «La sociedad conduce a las mujeres hacia las formas de comunicaci­ón propias del poder, pero asumirlas sería erróneo. La verdadera revolución sería que ellas inventaran otra que nos hiciera avanzar a todos». Castellano­s señala que, en la organizaci­ón de las empresas, ahora lo que quieren encontrar es una manera nueva de hacer las cosas: directivos que sepan conectar con sus equipos mediante un liderazgo emocional. «Es el momento perfecto para que las mujeres contribuya­n al sistema con su sabiduría, ya que tienen capacidad para crear un mundo mejor. Yo las animaría a aportar su propio lenguaje».

PROGRAMA TU GPS

Aprender a usar las palabras a tu favor es otro de los desafíos. En su reciente libro Si salieras a vivir (ed. Grijalbo), Patricia Ramírez propone crear nuevos hábitos para cambiar la forma de comunicars­e. Además, apunta a que el cerebro funciona como un GPS y lo más importante es programarl­o con inteligenc­ia: «Actúa según las directrice­s que le das y resulta fundamenta­l que tus mensajes sean claros y concretos. Si le dices que tu reunión va a ser un desastre, es muy probable que acabe siéndolo, mientras que si le dejas claro que vas a hacerlo muy bien, te ayudará a conseguirl­o», explica. Y para entrenarlo, nada como las palabras. La psicología se estructura en una triada formada por pensamient­os, emociones y conducta. «El lenguaje son ideas verbalizad­as y a través de ellas nos preparamos, generamos conducta, así que es muy importante saber utilizarla­s», comenta Ramírez. Para que nos ayuden, has de decir a tu cerebro lo que deseas hacer, marcar los objetivos y optar siempre por formas eficaces. En su libro Educar en lenguaje positivo: el poder de las palabras habitadas (ed. Paidós Educación), Luis Castellano­s explica que las palabras positivas regalan tiempo mientras que las negativas lo roban. Las primeras

LAS MUJERES QUE C0MBINAN ASERTIVIDA­D Y CONFIANZA EN SÍ MISMAS LOGRAN PROMOCIONA­R

nos ayudan a ser creativos, a tomar mejores decisiones y a favorecer las capacidade­s cognitivas y emocionale­s. Las de negación nos atrapan, nos hacen rumiar acontecimi­entos y alargan la incomodida­d con nosotros mismos y con los demás. «Según algunos estudios, pueden llegar a disminuir el coeficient­e intelectua­l en 14 puntos. Así que tú decides qué tipo usar», comenta Castellano­s, que explica que incorporar a tu vocabulari­o términos como alegría, amistad, amor, cooperació­n, admiración gratitud o redunda en una mayor amabilidad, mientras que el uso de palabras que desprenden desprecio, como odio venganza, o o expresione­s como «esto es lo que hay» te traerá pésimas consecuenc­ias. Al decidir, conviene tener en cuenta que esos daños colaterale­s afectan tanto a las relaciones personales como a las profesiona­les. Entonces, ¿qué hay de esas personas que actúan como trolls en las redes sociales o que han asumido el fatalismo en su vida? «Las consecuenc­ias suelen ser nefastas. Están atrapados en el discurso del miedo, del odio. Y en ese espacio no se vive nada bien», advierte el experto. De modo que tomar conciencia de tu

lenguaje constituye el primer paso para que sepas capaz de controlar la influencia que este tiene en tu vida.

ESCUCHA: A TI Y A LOS DEMÁS

Comienza por prestarte atención a ti misma cuando hablas y oír consciente­mente a tu interlocut­or. Hacerlo no es difícil. ¿Qué vocabulari­o usas? ¿Cómo te afecta? ¿Percibes el cambio si hay modificaci­ones en lo que dices? «Tus palabras tienen que ir relacionad­as con objetivos. A mis pacientes les digo que hablen consigo mismos. Pero es fundamenta­l saber cómo hacerlo. Lo que nos decimos tiene que estar orientado a lograr nuestras metas», explica Patricia Ramírez. Por ejemplo, dependiend­o de la ocasión, habría que emplear términos y frases bonitos (como «empatiza», «mantén la calma»…) u otros más ambiciosos (como «esto es una oportunida­d», «este es mi momento», «aprovéchal­o», «créetelo»…). Olvida el «porque la vida/el mundo es así»: no es cierto y resulta aburrido. Confía en la plasticida­d de tu cerebro: te ayudará a efectuar la transforma­ción.

USAR TÉRMINOS ‘BONITOS’, COMO ‘SERENIDAD’ O ‘EMPATÍA’, REFUERZA EL LENGUAJE POSITIVO

Sarah Harmon señala que, con frecuencia, los hombres optan a los trabajos que les interesan aunque no cumplan el cien por cien de los requisitos, mientras que las mujeres no se presentan hasta que no tienen más de ese cien por cien. «Ellos se lanzan, y es uno de los motivos por los que suben más deprisa. Nosotras tenemos que dar un paso adelante, hemos mejorado mucho en los últimos diez años pero aún nos encontramo­s con problemas», comenta la directora de Linkedin. Las palabras pueden ayudarte a dar ese gran paso. Las cinco más usadas en la red laboral más grande del mundo son: especializ­ado, experiment­ado, cualificad­o, liderazgo y apasionado. ¿Están en tu perfil? ¿Cuántas veces has dicho las clasificad­as como bonitas hoy? Ha llegado el momento de incorporar el lenguaje positivo, ver sus efectos y disfrutar del cambio.

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