ANA CASTÁN

Emprendedora, 35 años.

Sus primeros recuerdos sobre una bici tienen que ver con Burgos y la BH de sus hermanas. «De niña, el plan era estar horas y horas con los amigos sin poner un pie en el suelo», evoca la madrileña Ana Castán, que, a sus 35 años, no ha dejado de pedalear: «Tengo la misma sensación de libertad, pero ahora la utilizo en una actividad que me causa bienestar». Sí, a Ana la bici le ha cambiado la vida; en especial, desde que se mudó a Ámsterdam con su marido. «Residir en una ciudad donde es el medio de transporte más utilizado supone no tener ruido ni contaminación. No fui consciente hasta que volví una temporada a Madrid y sufrí rinitis, cansancio, acné…». Ana siempre había querido emprender y montó la empresa Ámsterdam en Bicicleta (amsterdamenbicicleta. com) para mostrar las ventajas de vivir en una ciudad bikerfriendly. Su oferta se dirige a grupos reducidísimos de habla hispana. «En 2017 hice el tour a mil personas, que han tenido el placer de conocer más zonas en menos tiempo». Para ella, es una revolución personal: «No sólo por el impacto en tu bienestar (¡adiós, dolor de espalda!) o en tu autoestima (te encuentras fuerte, se te tornean las piernas y la celulitis desaparece), sino por su repercusión en el entorno medioambiental», dice. Y hasta forma parte de ella. «Aunque no le haya puesto nombre, cada vez que se estropea, la llevo a arreglar con congoja, por si tuviera que jubilarla. Una vez te haces a tu bici, no quieres otra».