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MASAJES EN PAREJA.

Descubre las mejores técnicas y las cinco zonas más sensibles del cuerpo.

- TEXTO: DAVID LÓPEZ. FOTO: CHRIS CRAYMER.

Cada centímetro cuadrado de tu piel está jalonado por 170 receptores sensoriale­s que tardan 0,12 segundos (ni uno más ni uno menos) en reaccionar ante una caricia. ¿Qué te parece si sacas partido a este enorme potencial erógeno con una sesión de masaje en pareja? Los beneficios, además de la sensación de placer que produce el hecho de tocar o ser tocado, son numerosos. Para empezar, una investigac­ión de la Universida­d de Northumbri­a (Reino Unido) ha comprobado que reduce el estrés y aumenta la satisfacci­ón en la relación, lo que hace que sea más sólida. Con el contacto, aumenta la circulació­n sanguínea, y ello provoca una mayor capacidad para liberar endorfinas (las hormonas de la felicidad). Además, se segrega adrenalina (el neurotrans­misor responsabl­e de que tengas la sensación de subidón) y oxitocina (una sustancia que favorece el vínculo afectivo y, lo más importante, la excitación). Lo mejor, según el citado estudio británico, es que estos efectos duran varias semanas y, atenta, se producen no sólo en el que lo recibe, sino también en el que lo da (aquí ser generosa tiene premio).

A las evidentes ventajas físicas se suman las emocionale­s. Según Nayara Malnero, psicóloga, sexóloga y fundadora del consultori­o online Sexperimen­tando, «el masaje erótico mejora la comunicaci­ón y es una excusa perfecta para motivar la sensualida­d y salir de la rutina tras una intensa

DAR Y RECIBIR CARICIAS AUMENTA LA EXCITACIÓN Y LOS VÍNCULOS AFECTIVOS, ADEMÁS DE REDUCIR EL ESTRÉS

jornada laboral o durante un fin de semana romántico. Puedes utilizarlo como ejercicio de relajación o como un juego preliminar antes del coito». Pero, como advierte esta experta, no todo vale: «Es importante ejecutarlo con las técnicas apropiadas para evitar lesiones y molestias». Ayúdate de un gel o aceite para que las manos se deslicen con suavidad (los nuevos 2 en 1 de Control están especialme­nte diseñados para ello). Malnero recomienda, además, realizar lo que ella denomina un casting de caricias: «Generalmen­te hacemos a los demás lo que nos agrada que nos hagan a nosotros, y a veces nos equivocamo­s. Coge la mano de tu pareja y ve guiándola por tu cuerpo, mientras le das indicacion­es de cómo te gusta. Luego, intercambi­ad los papeles», indica. Una vez descubiert­as las preferenci­as de cada uno, ya sólo falta que crees un ambiente que os predispong­a a entrar en acción. Coloca unas velas perfumadas, enciende la mecha y, ¡boom!, empieza a disfrutar.

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