MASAJES EN PAREJA.
Descubre las mejores técnicas y las cinco zonas más sensibles del cuerpo.
Cada centímetro cuadrado de tu piel está jalonado por 170 receptores sensoriales que tardan 0,12 segundos (ni uno más ni uno menos) en reaccionar ante una caricia. ¿Qué te parece si sacas partido a este enorme potencial erógeno con una sesión de masaje en pareja? Los beneficios, además de la sensación de placer que produce el hecho de tocar o ser tocado, son numerosos. Para empezar, una investigación de la Universidad de Northumbria (Reino Unido) ha comprobado que reduce el estrés y aumenta la satisfacción en la relación, lo que hace que sea más sólida. Con el contacto, aumenta la circulación sanguínea, y ello provoca una mayor capacidad para liberar endorfinas (las hormonas de la felicidad). Además, se segrega adrenalina (el neurotransmisor responsable de que tengas la sensación de subidón) y oxitocina (una sustancia que favorece el vínculo afectivo y, lo más importante, la excitación). Lo mejor, según el citado estudio británico, es que estos efectos duran varias semanas y, atenta, se producen no sólo en el que lo recibe, sino también en el que lo da (aquí ser generosa tiene premio).
A las evidentes ventajas físicas se suman las emocionales. Según Nayara Malnero, psicóloga, sexóloga y fundadora del consultorio online Sexperimentando, «el masaje erótico mejora la comunicación y es una excusa perfecta para motivar la sensualidad y salir de la rutina tras una intensa
DAR Y RECIBIR CARICIAS AUMENTA LA EXCITACIÓN Y LOS VÍNCULOS AFECTIVOS, ADEMÁS DE REDUCIR EL ESTRÉS
jornada laboral o durante un fin de semana romántico. Puedes utilizarlo como ejercicio de relajación o como un juego preliminar antes del coito». Pero, como advierte esta experta, no todo vale: «Es importante ejecutarlo con las técnicas apropiadas para evitar lesiones y molestias». Ayúdate de un gel o aceite para que las manos se deslicen con suavidad (los nuevos 2 en 1 de Control están especialmente diseñados para ello). Malnero recomienda, además, realizar lo que ella denomina un casting de caricias: «Generalmente hacemos a los demás lo que nos agrada que nos hagan a nosotros, y a veces nos equivocamos. Coge la mano de tu pareja y ve guiándola por tu cuerpo, mientras le das indicaciones de cómo te gusta. Luego, intercambiad los papeles», indica. Una vez descubiertas las preferencias de cada uno, ya sólo falta que crees un ambiente que os predisponga a entrar en acción. Coloca unas velas perfumadas, enciende la mecha y, ¡boom!, empieza a disfrutar.