SARA CARBONERO.
«Ahora me siento más liberada: si algo no me gusta, lo digo»
Sorpréndete con las facetas más desconocidas de la presentadora de televisión.
AFIRMA QUE HA EVOLUCIONADO Y QUE YA NO ES TAN POLÍTICAMENTE CORRECTA. POR ESO SE DECLARA FEMINISTA Y CONFIESA QUE SE HA LANZADO A ESCRIBIR UN LIBRO. DESCUBRE A SARA CARBONERO COMO NUNCA LA HABÍAS VISTO.
«SIENTO UNA CIERTA PRESIÓN CON EL TEMA DE LA MATERNIDAD, COMO SI TODOS TUVIÉRAMOS QUE IR EN BUSCA DE LO QUE SE CONSIDERA ‘LA FAMILIA PERFECTA’»
«HE TENIDO MUCHAS PROPUESTAS DE LIBROS, PERO NO ME LLENABAN. HASTA QUE LLEGÓ UNA MUY CHULA QUE REQUIERE DAR MUCHO DE MÍ Y EN ELLO ESTOY»
Hace ocho años se produjo uno de esos momentazos que acaban formando parte de la cultura popular televisiva. La selección española acababa de ganar el Mundial de Fútbol en Sudáfrica y su capitán, Iker Casillas, no pudo resistirse a besar ante la cámara a la reportera que le estaba entrevistando: Sara Carbonero, por aquel entonces su novia. Aquella chica de ojos verdes que pasó en un instante de profesional de la información a personaje público es la que hoy entra en el estudio dispuesta a ser fotografada para la portada de COSMOPOLITAN. Físicamente se la ve igual, pero en su vida han cambiado bastantes cosas: ahora está casada con Iker, con quien tiene dos hijos –Martín, de 4 años, y Lucas, de 2–, y ha aparcado temporalmente su profesión (se acogió a una excedencia en Mediaset) para trasladarse con su familia a Oporto. A veces se escapa de su retiro portugués para rodar alguna campaña publicitaria, como la que estas Navidades protagoniza para Calzedonia. Este trabajo ha sido la excusa para encontrarnos, pero lo que iba a ser sólo una entrevista puntual cara a cara ha acabado convirtiéndose en un intercambio de refexiones vía e-mail y teléfono que dura varios días. Y es que Sara, al fnal, es una periodista a la que le gusta hablar de los temas que leemos en los periódicos. Una periodista que tiene dos millones de seguidores en Instagram, eso sí…
Reconozco que vengo a esta entrevista con una idea preconcebida de ti.
Es normal.
¿Eso es lo peor de ser famosa?
Cuando vivía en España estaba hasta en la sopa, tenía a bastantes paparazzi detrás y salía en las revistas del corazón, así que la gente pensaba que me conocía. Ser un personaje público tiene ese pero: que todo el mundo presupone muchas cosas sobre ti. Desde que vivo en Oporto, he tomado un poco de distancia. Y al tener mi propia cuenta de Instagram, algo a lo que al principio era reacia, he abierto una ventanita para mostrarme como soy.
¿Te aburren las preguntas de photocall?
Lo de paracuándolaniña y esas cosas…
Entiendo el trabajo de los compañeros, pero las cuestiones sobre los embarazos me parecen muy íntimas y poco prudentes. Yo misma he metido la pata alguna vez al preguntar a una mujer que estaba intentando ser mamá y no podía, o a otra que no quería serlo… Y no es que me aburran o me incomoden estas preguntas –ya he dicho que me gustaría tener más hijos–, pero sí que siento cierta presión con la maternidad. Como si todos tuviéramos que ir en busca de la familia perfecta. Y no me refero sólo al photocall, sino a la sociedad en general. Es un tema recurrente para nosotras pero a los hombres se les cuestiona mucho menos por ello.
Sinceramente, ¿nunca echas de menos volver atrás y ser una periodista anónima?
En La Sexta nunca lo fui porque en los informativos éramos todo mujeres y eso supuso un boom, algo realmente innovador… Lo que sí echo de menos es el anonimato de mi época en Radio Marca. Fue mi primer trabajo, disfrutaba muchísimo y recibía críticas muy buenas. El periodismo me ha gustado desde siempre, aunque ahora esté haciendo publicidad porque es lo que puedo compaginar con mi vida personal.
¿Sientes que has sacrifcado tu esencia?
No es fácil conservarla cuando estás tan expuesta y cada cosa que dices se convierte en un mundo… Pero estoy convencida de que llegará una época en la que todo se va a tranquilizar. Me encantaría estar ejerciendo ahora, porque creo que lo haría desde una visión más madura. No me sentiría tan observada, tan analizada y, si fuera así, me daría igual. Añoro ser una profesional más, sin que cada cosa que diga tenga que salir en todos los digitales. A mí me encanta escribir, me encanta abrirme… y no puedo.
¿Y por qué no escribes un libro?
Sí, sí, estoy en ello. Pero me produce tanto respeto la literatura que no me gustaría hacer una chapuza. Durante años he tenido muchas propuestas: un libro sobre la mujer en el periodismo deportivo, otro de lifestyle… Pero no me llenaban. Hasta que llegó una proposición muy chula que requiere dar mucho de mí. Y entremedias recibí otro encargo más sencillo, más para ya, relacionado con el mundo infantil…
¿Un cuento?
Sí, va por ahí. Desde que soy madre me intereso muchísimo por los temas de niños y por la inteligencia emocional.
O sea que ahora mismo tienes entre manos dos proyectos literarios.
Voy muy despacio e incluso me agobia un poco contarlo, pero sí, en ello estoy. Escribir es lo que más me gusta. Me llena.
¿Crees que tus hijos ya no leerán en papel cuando sean adultos?
Ay, qué pena me da eso… Lucas es muy peque aún, pero a Martín le tengo frito
«LAS PERSONAS CONOCIDAS TAMBIÉN TENEMOS MIEDOS, PREOCUPACIONES Y OPERACIONES»
con los cuentos, quiero que los toque. Me lo curro para que mis hijos no usen el Ipad.
Hace unos meses contaste en Instagram que te habían encontrado un bulto en el pecho que al fnal resultó ser benigno. ¿Crees que las personas conocidas deberían mostrar más su vulnerabilidad?
En ese tipo de cuestiones merece la pena abrirse un poco más. La gente agradece que nos mostremos vulnerables, que digamos que también nosotros tenemos miedos, preocupaciones y operaciones. Lo que a mí me ocurrió fue que tenía un dolor muy fuerte y fui a hacerme una revisión. Cuando empezaron a hablarme de marcadores tumorales casi me caigo de espaldas, porque además fui sola al hospital. Por suerte estoy bien, pero decidí contarlo para dar un toque de atención, para expresar que hasta que no vives esto en primera persona no haces nada.
Volvamos a tus inicios. ¿Alguna vez te sentiste ninguneada por tu sexo cuando hacías periodismo deportivo?
Para nada. Cuando empecé en la radio, a los 18 años, no era normal ver a una chica en las ruedas de prensa de los equipos, pero nunca escuché comentarios sexistas. Sí notaba que llamaba la atención a los jugadores o a las personas del club, pero en las redacciones nunca me he sentido ni benefciada ni perjudicada.
En el último Mundial de Fútbol, la periodista María Gómez se quejó de que un entrevistado la llamara guapa ante la cámara. ¿Qué habrías hecho tú?
No conozco a María pero me pareció una respuesta muy valiente. Identifcar este tipo de micromachismos y plantarles cara en directo es señal de que las mujeres estamos avanzando mucho en nuestra lucha feminista. ¿Que si yo habría respondido así? No lo sé, tendría que verme en la situación. Probablemente no, porque durante el tiempo en el que fui reportera me acostumbré a ser demasiado políticamente correcta. Pero ahora me siento más liberada y cuando algo no me gusta –como esos artículos en los que escriben la mujer de– lo digo.
¿Y no te da un poco de miedo que llevemos las reivindicaciones a posturas extremas y se nos vuelvan en contra?
No creo que eso ocurra. El feminismo no es algo nuevo, pero es verdad que en los últimos tiempos estamos siendo testigos de una lucha muy intensa por el empoderamiento de la mujer, lo cual considero muy necesario y nada exagerado. Movimientos como el Me Too me parecen superpositivos. Había que hacer ruido tras años de desigualdades y opresión. A pesar de los grandes avances que se han conseguido, todavía queda mucho camino por recorrer. El otro día leí que ningún país ha logrado todavía un salario igual para hombres y mujeres. ¡Es increíble! Pero me gustaría que no perdiésemos el respeto ni la tolerancia. Por ejemplo, no me parece bien criticar a una mujer que no tiene más opción que incorporarse al trabajo antes de terminar su baja de maternidad. Debemos estar unidas y llevar por bandera esa palabra que tanto me gusta: sororidad.
Hablando de igualdad, ¿qué tal funciona el reparto de tareas en tu casa?
Nos las repartimos de manera natural y en función de nuestras agendas. También tenemos ayuda, pero yo quiero que mis
«IKER Y YO NOS REPARTIMOS LAS TAREAS EN FUNCIÓN DE LAS AGENDAS. CUANDO ESTÁ EN CASA, ÉL APECHUGA COMO EL QUE MÁS»
hijos vean que en casa todos hacemos la cama o ponemos la mesa. Iker ahora viaja cuatro días a la semana, pero cuando estamos juntos apechuga como el que más.
¿Qué tal es la vida en Portugal?
Maravillosa. Los portugueses tienen un carácter que adoro: son tranquilos, respetuosos, prudentes… Me identifco mucho con ellos. Nos han acogido muy bien y encima tenemos el mar al lado.
¿Tienes ganas de volver a España?
Vivo el día a día e intento no pensar en eso. En Portugal Iker va a al súper o al parque, que son cosas que aquí no podía hacer, así que por ese lado me da un poco de miedo volver. Aunque, por otro, echo de menos la redacción, la rutina de ir a trabajar, a los compañeros… Nos queda todavía este año en Portugal y no sé si uno más.
En uno de tus posts de Instagram dices que «el mundo está lleno de heroínas». ¿Cuáles son las tuyas?
Hay muchas mujeres que me inspiran, empezando por mi madre, que es fuerte y luchadora, o mi abuela paterna, que fue profesora durante 50 años y nos llevaba a todos los primos al cole en su Ford Fiesta. Admiro a Michelle Obama, porque es una mujer comprometida, y adoro a Frida Kahlo: su lucha por la libertad sexual, sus ideas políticas revolucionarias y la manera que tuvo de vivir, tan intensa y pasional. Yo pienso que todo se debe hacer con pasión.
¿Qué noticias te gustaría leer en 2019?
El fn de la violencia de género. Que ningún niño sufre desnutrición. La cura defnitiva del cáncer. Que ya no hay más guerras. Y que hemos logrado la igualdad salarial entre hombres y mujeres.
¿En qué eres diferente de aquella chica a la que besó Iker en el Mundial de Fútbol?
No he cambiado, he evolucionado. Antes era muy impulsiva, como un caballo desbocado, y ahora soy mucho más tranquila y he aprendido a relativizar.