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¿Debes cortar con tu pareja?

¿SEGUIR O NO SEGUIR CON TU PAREJA? SI ESTA ES LA CUESTIÓN Y TE QUITA EL SUEÑO, TE DAMOS LAS HERRAMIENT­AS PARA TOMAR LA DECISIÓN MÁS ACERTADA. Y SI TIENES QUE DESPEDIRTE, QUE SEA SIN TRAUMAS.

- FOTOS: JUAN MOYANO.

Encontrar el modo adecuado de fnalizar una relación es un trago amargo. Pero hoy día, además, pasar página resulta más complicado porque a veces tu ex continúa omnipresen­te en todas tus redes sociales (ahora es cuando te preguntas por qué te abriste la cuenta de Instagram). Sería mucho más fácil (aunque políticame­nte incorrecto) que pudieras enviar el famoso meme boy, bye de Beyoncé, en el que la cantante hace la peineta con ambas manos a la vez. O que los hombres tuviesen un poco de tacto a la hora de decirte que ya no quieren seguir contigo. Dicho esto, lo que no ha cambiado con el paso del tiempo es que un corazón roto duele. Literalmen­te. Varias investigac­iones han comprobado que los fnales no deseados activan las mismas regiones cerebrales que el dolor físico. Y para colmo, reducen tu autoestima al mínimo. Por eso, no es de extrañar que, como demuestra un estudio del Journal of Adolescent Research, casi la mitad de los jóvenes vuelva con su ex en los dos años siguientes a la ruptura. Otra encuesta realizada en Reino Unido apunta un dato revelador: te dejarán al menos dos veces en tu vida hasta que des con tu pareja ideal. Pero incluso en este caso, debes ser consciente de que tú misma puedes controlar cómo termina tu historia amorosa y seguir tu propio camino con dignidad. Sólo es cuestión de que explores tus opciones...

No está todo perdido

Tu primera alternativ­a es valorar si merece la pena luchar por lo vuestro. Para ayudarte, el psicólogo Robert Weiss, de la Universida­d de Oregon (EE UU), ha establecid­o una lista de cuestiones que debes analizar. Si se cumplen uno o varios de estos factores, es que aún existe esperanza: todavía compartís momentos buenos y hacéis planes; a pesar de todos los problemas, mantenéis una confanza ciega en el otro; entendéis las discusione­s como una oportunida­d para aprender y aumentar vuestra empatía; sabéis diferencia­r los confictos cotidianos de los graves; os seguís apoyando en los malos momentos y, fundamenta­l, no habéis perdido la atracción sexual (no confundir con períodos de inapetenci­a, que entran dentro de la normalidad). Un ejemplo de superación es la historia de Alicia: «Las cosas iban genial con Darío hasta que comencé un nuevo trabajo, que nos generó un montón de disputas.

Él se mosqueaba porque pasábamos muy poco tiempo juntos, ya no hacíamos el amor… Y yo le acusaba de no entender mi carrera. “No podemos seguir así –me dijo un día–. Yo quiero estar contigo, ¿y tú?”. Tuve que admitir que sí. “Entonces tenemos que ponernos los dos por encima de todo lo demás”, concluyó. A partir de entonces, me esforcé en cambiar mi actitud. Dejé de tratar cada correo electrónic­o como si fuera vital y de estar siempre con el teléfono en la mano, y volví a hablar con Darío durante las cenas y a acostarme con él. Dejamos de pelearnos y nos casamos un año después».

Es mejor separarse

Sin embargo, no siempre está todo tan claro. Tener que despedirte de alguien a quien has querido (o todavía quieres) puede hacerte sufrir, pero continuar con él cuando es evidente que la cosa no funciona, es peor. Eso fue lo que le sucedió a Ana con Juan, su novio de la universida­d. Desde el principio fueron inseparabl­es. «Pero al fnal del primer curso, empecé a sentirme agobiada por su constante presencia –relata–. Un día me di cuenta de que quería tener mi propio espacio y mis amigos, al margen de él. Le propuse tomarnos un descanso, pero le sentó fatal y di marcha atrás. Tres años después me dejó él. Emprendí una nueva vida que me encantaba, pero al mismo tiempo estaba furiosa conmigo misma: si no hubiera antepuesto su felicidad a la mía, llevaría tres años tan contenta». La experienci­a de Ana evidencia que a veces cuesta dejar a alguien con quien tienes una rutina y elegir la incertidum­bre de una vida de soltera (que no sola), aunque esto,

precisamen­te, abre la puerta a muchas oportunida­des. No subestimes el potencial de ser single y no dudes a la hora de dar el paso si se cumple una o varias de estas circunstan­cias: te has desenamora­do y os habéis convertido en compañeros de piso; vuestra forma de comunicaro­s se vuelve confusa, llena de reproches y malos entendidos, y ambos adoptáis posturas intransige­ntes que os impiden avanzar; discutís continuame­nte, sólo os centráis en los aspectos negativos del otro y os faltáis el respeto o apenas hay contacto entre vosotros (ya no hay ternura en las miradas; las caricias son mecánicas e incluso obligatori­as; los besos profundos y sensuales se han transforma­do en piquitos para deciros «hola» o «adiós», o los mensajes cariñosos desaparece­n, mal asunto). En cualquier caso, lo más importante es mentalizar­se de que una ruptura no supone un fracaso, sino una opción razonable, e incluso, liberadora.

Aprende a decir adiós

Una vez que has tomado la decisión, te surgirá otro interrogan­te: ¿cómo hacerlo de la manera menos traumática? La primera consigna es que hables cara a cara con tu pareja y le expongas la situación con calma, sin dejarte llevar por sentimient­os de ira o rabia. Cortar por WhatsApp es de cobardes, además de poco elegante y signo de inmadurez. Y mucho peor

SI ENTENDÉIS LAS DISCUSIONE­S COMO UNA FORMA DE CRECER Y MANTENÉIS LA ATRACCIÓN SEXUAL, ES QUE EL VÍNCULO TODAVÍA ES MUY FUERTE

es marcarse un ghosting; o lo que es lo mismo, desaparece­r de la faz de la tierra sin tener la cortesía de decir ni siquiera «hasta luego y gracias». Según los expertos, esta actitud es una forma de no enfrentars­e a las emociones perturbado­ras y a la sensación de culpa, y tiene efectos devastador­es sobre la otra persona, ya que la sume en la confusión total. Si eres tú la que se ve afectada por un novio fantasma, evita frases irónicas tipo «¿qué te ha pasado, te han secuestrad­o los extraterre­stres?». En su lugar, envíale un mensaje tranquilo el lunes por la mañana, como por ejemplo, «hola, ¿qué tal tu fn de semana?», sugiere Laurie Davis Edwards, fundadora de eFlirt, una web de asesoramie­nto de pareja, y autora de Love @ First Click (Amor al primer clic). «Es importante que no te dirijas a él como si le estuvieses interrogan­do, porque si le pides demasiadas explicacio­nes, se alejará aún más de ti», explica la experta. Si sigue desapareci­do, dale una semana más de plazo y llámale para contarle lo que piensas de la nueva situación y para desearle lo mejor. Y recuerda: «La mayoría de las ocasiones, cuando la otra persona se da a la fuga, no es porque tú hayas hecho algo mal, es ella quien tiene el problema», concluye Laurie Davis Edwards.

¿Pareja zombi? No, gracias

Una vez concluido todo, toca iniciar dos caminos por separado. No vale mantener la costumbre de quedar para ver vuestra serie favorita el domingo por la tarde, ya que si lo hacéis, pasaréis a tener una relación zombi, ni viva ni muerta. Así la denomina el psicólogo Ty Tashiro, autor del libro Awkward (Torpes). Mucha gente sigue en contacto con su ex porque es alguien en quien puede confar, pero también porque puede tener sexo fácil con él, según un estudio de la Universida­d de Oakland (EE UU). Por eso, es muy importante que te preguntes el motivo por el que quieres que continúe ahí. Y si la respuesta no es «que le consideras uno de tus mejores amigos», cuelga el cartel de The End defnitivam­ente.

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